Algunos escritos pasados publicados en este blog, explicaron ciertas características de la sociedad totémica, las razones por las cuales se originaron y la explicación de rituales que llevaban a cabo con el objetivo de reconciliarse con su pasado.
Durante el totemismo, la totalidad de los miembros del clan tenían que ser parte del ritual de comerse su animal totémico, el cual representaba la figura paterna. Ritual, desarrollado en situaciones determinadas, por el cual expresaban su odio hacia el padre, pero también su deseo de lograr el perdón por su asesinato.
Al devorar al padre, el miembro de la tribu siente que tiene la representación de esa figura dentro sí, generando un deseo por identificarse con él –figura paterna-, lo cual demostraba comportamientos de remordimiento y anhelos de perdón y benevolencia ante un acto impuro, perpetrado en el pasado, logrando la reconciliación momentánea en la mentalidad de la tribu con este pasado.
Cuando se interpreta objetivamente, el hecho de comerse al animal totémico en una ceremonia colectiva, junto con los mensajes que esto llevaba, tenía el objetivo de incentivar la integración entre personas y el recordatorio de las normas básicas de convivencia, y no un acto en que los sujetos debían concebirse como responsables por el asesinato del padre, evento que ocurrió generaciones atrás, y que los más jóvenes no tuvieron relación alguna.
Las ceremonias totémicas tienen grandes similitudes con la eucaristía puesto que en las primeras el punto culminante es comerse al animal totémico que simboliza el padre asesinado, quien se odia pero a quien se ama también, por lo cual se le implora su perdón y se identifica con él, mientras que en la eucaristía, el punto culminante es la comunión, espacio en el cual se bebe y se come algo que simboliza el cuerpo y la sangre de cristo, mostrando su amor, su sometimiento y su obediencia plena, al mismo tiempo que se pide perdón y misericordia por un pecado original que la iglesia católica no ha podido ponerse de acuerdo acerca de su significado –desobediencia, duda hacia Dios, deseo de exploración del mundo, libertad en la sexualidad…-, pero que esta asociado con el irrespeto a la figura de dios.
El pecado original que implica un agravio al padre se amplió, en la iglesia católica, a los pecados producidos por el incumplimiento a los diez mandamientos y al incumplimiento de acciones que puedan alterar la convivencia, algo que necesitaría para su expiación y perdón, un sacramento adicional, confesión.
Por el contrario, las sociedades totémicas no evolucionaron y se quedaron en sus tres leyes básicas que se agrandaron un poco hacia el clan pero no se les adiciono otros contenidos: Prohibido matar al padre o algún miembro del clan, no tener relaciones sexuales entre los miembros del mismo clan y el veto a comerse el animal totémico, salvo en situaciones de expiación de culpas e imploración del perdón hacia el padre asesinado.
Tanto en los rituales totémicos como en los sacramentos de la eucarística y confesión son maneras en que se puede canalizar la culpa colectiva para transformarla en acciones que trabajan hacia el desarrollo de formas más sanas de convivencia.
De esta manera, se puede observar como la comunión y la confesión son bastante semejantes a los rituales totémicos, con lo cual se puede concluir que ambos tienen objetivos encaminados a la preservación de orden social, la estimulación de la necesidad de agrupamiento y el mejoramiento de la convivencia.
Objetivos que se alejan de la aceptación de la existencia de seres sobrenaturales y la veneración de estos, algo que implica el arrepentimiento continuo por un pecado original, concepto creado por unos pocos para desarrollar el control de la masa e impedir la insubordinación de ésta. Desobediencia que podría ocurrir con mayor facilidad en la medida que se produjera el desarrollo científico, especialmente el concerniente al crecimiento de sus capacidades intelectuales y emocionales.
