
Ser abuelo/a, más cuando son adultos mayores, implica orientar y prestarle ayuda a sus hijos para que ellos formen con calidad, valores y sabiduría a su propia descendencia. Además de esta guía, el abuelazgo involucra una participación de los abuelos y abuelas en los diferentes desarrollos de su nieto –afectivo, físico, social, cognitivo…-.
A pesar de la importancia de los abuelo/as para la formación de sus nietos, ellos no se deben convertir en los principales cuidadores de los pequeños o adolescentes, sea que los adultos mayores hayan tomado la iniciativa para esto o sea que esta actividad haya sido impuesta por su hijos.
Los abuelos adultos mayores formaron a sus hijos, y se encuentran en un periodo de la existencia donde requieren calma, armonía y tranquilidad, cuestiones que no encontraran si cuidan a un nieto pequeño o adolescente, quienes necesitan constante actividad y requieren atención, vigilancia y seguimiento para un proceso eficaz de adquisición de una normatividad.
Vincular el nieto al cuidado cotidiano del abuelo, es someterlo a un ritmo de vida en el cual no puede tener un desarrollo óptimo de su personalidad debido que no puede estar en constante movimiento, y por ende puede dejar de aprender muchas cosas o desarrollarse en varias facetas.
Adicionalmente, los nietos que son cuidados diariamente por los abuelos, adquieren el conocimiento de cómo manipularlos para poder hacer lo que deseen, razón por la cual estos niños y adolescentes tienen problemas de interiorización de la normatividad y adaptación a grupos.
Por otra parte, pretender, obligar o presionar que un abuelo se haga cargo diariamente de su nieto, como contraprestación hacia el hijo por sostener económicamente al adulto mayor, entre otras cosas, puede ser una forma de maltrato hacia el adulto mayor en la medida que demasiada accionar de su nieto, puede propiciar daños psicológicos –desequilibrio emocional del abuelo/a-.
Al mismo tiempo, pretender, obligar o presionar que un abuelo se haga cargo diariamente de su nieto, puede interpretarse como negligencia hacia el adulto mayor puesto que es una falta de cuidado con la naturaleza de sus procesos psicológicos, generando un riesgo para su salud mental y física.
A pesar del daño que esta crianza diaria de los abuelos, puede provocar tanto en ellos como en sus nietos, muchos adultos mayores realizan el papel de figuras parentales debido que obtuvieron la custodia provisional de sus nietos en un proceso de restablecimiento de derechos puesto que los padres biológicos –hijo/a, nuero/a- no tienen la idoneidad y no tienen las competencias necesarias para hacerse cargo de sus propios hijos.
En estos casos, los representantes de la ley –ICBF, comisarias de familia- toman esta decisión para preservar los derechos del menor –niños/as y adolescentes-, pero no porque esta situación sea la ideal en los procesos de desarrollo de vínculos emocionales, formación de competencias, adquisición de normatividad social…
La mayor parte de las ocasiones en que el adulto mayor tiene a cargo a sus nietos diariamente, se caracterizan en que los hijos –padres biológicos- no han querido tomar conciencia de su independencia respecto de sus figuras parentales, pretendiendo que los abuelos del niño solucionen una situación que solo los padres pueden hacerlo. Estos hijos no han cortado el “cordón umbilical” con sus padres y pretenden que ellos asuman sus responsabilidades.
Esta relación se convierte en algo circular, demostrando su alto nivel de patología, puesto que los hijos acuden a sus padres para que cuiden a sus nietos, demostrando que no se independizaron de papá o mamá. A la vez, sus padres, que son abuelos en este momento, no son capaces de decirle que no al pedido de su hijo, con lo cual estimulan que el hijo sigo siendo dependiente de ellos.
Vínculo afectivo disfuncional en el cual el niño y/o el adolescente es observador, por lo cual tenderá a imitarlo cuando tenga su propia descendencia. Debido a esta seguridad malsana acerca que su futuro hijo tendrá un cuidador –abuelos-, los adolescentes y adultos jóvenes no tienen los cuidados necesarios para no tener hijos y no se esmeran en su cuidado posterior, el cual debe estar alejado de la atención diaria de los abuelos.