
El retraso mental es un trastorno que se caracteriza por un funcionamiento intelectual y adaptativo por debajo de la media. Las personas con retraso mental, experimentan dificultades en las actividades cotidianas, las cuales dependen de la gravedad de las deficiencias cognitivas, así como del tipo y la cantidad de asistencia que reciben.
Para diagnosticar a una persona con retraso mental, debe existir un resultado de 70 o por debajo de ese número, en una prueba de coeficiente intelectual. Adicional a ese pobre puntaje, el sujeto debe tener deficiencias concurrentes o impedimentos en el funcionamiento de las habilidades de adaptación, y el escaso rendimiento tanto en las capacidades cognitivas como de adaptación, debe darse antes que la persona haya cumplido 18 años.
Dichas deficiencias se refieren a la dificultad significativa en al menos dos de las siguientes áreas. Comunicación, cuidado personal, vida doméstica, destrezas sociales e interpersonales, uso de recursos de comunicación, autodirección, destrezas académicas funcionales, trabajo, ocio, salud y seguridad.
El retraso mental se puede definir en ligero –puntajes de coeficiente intelectual entre 55 y 70-, moderado –puntajes de coeficiente intelectual entre 35 y 55- grave –puntajes de coeficiente intelectual entre 20 y 35 puntos- y profundo –puntajes de coeficiente intelectual inferiores a 20-
Los sujetos que sufren de retraso mental no solo tienen deficiencias cognitivas y/o de adaptación sino que son portadores de diversas fortalezas, algo que es posible desarrollar en la medida que tengan la capacitación y la disponibilidad de apoyos de sus padres y/o de profesionales especializados.
Existen cientos de causas para la aparición del retraso mental. Algunas de ellas son: Ambientales –privación, abuso y rechazo-, prenatales –exposición a enfermedades o drogas en el momento en que el feto esta dentro del útero de su madre-, perinatales –dificultades durante el parto y el alumbramiento- y posnatales –infecciones, lesión cerebral-.
Además de estas causas, el retraso mental se encuentra influenciado por factores genéticos vinculados a genes dominantes, genes recesivos o ligados al cromosoma X –presentes en el cromosoma x o sexual-, lo mismo que influenciados por factores cromosómicos.
El síndrome de Down es la forma cromosómica más conocida de retraso mental, el cual es ocasionado por la presencia de un cromosoma 21 adicional –también llamado trisomía 21-. Las personas con síndrome de Down presentan rasgos faciales característicos, alta probabilidad de malformaciones cardiacas congénitas, lo mismo que signos de demencia tipo Alzheimer después de los cuarenta años de edad, trastorno cerebral degenerativo que ocasiona problemas de memoria y perturbaciones cognitivas.
La segunda causa con mayor conocimiento de retraso de origen cromosómico es el síndrome del cromosoma X frágil. Esta disfuncionalidad afecta principalmente a los varones mientras que las mujeres, en la mayor cantidad de ocasiones, se convierten solamente en portadoras.
Las personas que padecen esta disfuncionalidad, presentan niveles moderados o graves de retraso mental, elevadas tasas de hiperactividad, lapsos de atención más cortos, habla perseverante, rehúyen la mirada, lo mismo que características físicas comunes como orejas, testículos y circunferencias craneana alargadas.