En este escrito, se nombrarán los aspectos más relevantes que Pérez utilizo en su libro para nombrar las principales colusiones de pareja. Igualmente, se citará, sin explicar, algunos conflictos de pareja que Pérez analizó teniendo en cuenta las colusiones de pareja.
La colusión narcisista consiste en que cada miembro de la pareja necesita al otro para mirarse y admirarse, lo cual permite el mantenimiento de la auto-estima. El miembro o los miembros narcisistas de la pareja utilizan al otro para sentirse bien consigo mismo. El narcisista expresa ideas y las actúa pero tiene dificultad para expresar conceptos, por lo cual sus relaciones son impulsivas, con inestabilidad emocional y poca capacidad de asumir responsabilidades.
Por otro lado, el miembro de la pareja que no tiene alto nivel de narcisismo se presenta como poseedor de recursos y sabe tolerar las conductas infantiles de su pareja, por lo cual el otro lo necesita y depende de esto, De esta forma, el miembro no narcisista termina siendo también narciso por su orgullo de ser la persona que detecta los conflictos del otro, aparenta tolerarlos y ayuda en su resolución.
La colusión por dependencia –cuidador-cuidado- consiste en que cada uno de los miembros de la pareja es protector y cuidador del otro, por lo cual este último no puede desarrollarse emocionalmente. Esta colisión es similar a la relación madre-bebé. La persona cuidada necesita del cuidador tanto como el cuidador necesita del cuidado para hacerse indispensable.
La colusión dominio-sumisión consiste en un alto nivel de deseo por someter al otro, exigiendo del otro una entrega sin condiciones, sin reciprocidad. El otro debe dar explicaciones constantes de sus actos, por lo cual es totalmente pasivo, pero domina al otro al dejarse dominar aparentemente por él, manipulándolo hasta obtener lo que desea.
La colusión edípica o por triangulación consiste en la permisividad para la entrada de un tercero en la relación –infidelidad, sentimiento de exclusión ante un tercero debido a las relaciones de trabajo, hijo…-. Hay un miembro de la pareja que inconscientemente estimula los celos y la rivalidad mientras que el otro, la mayor parte de las veces, se encuentra dispuesto a complacer al cónyuge pero en el fondo se siente en rivalidad y poco valorado.
La colusión borderline consiste en que existe al principio una idealización, admiración pero después existe una desvalorización mutua, acompañada de manipulación, decepción, inestabilidad, rupturas constante. Generalmente, existe una persona contenedora y otra persona muy emotiva –dependiente y confundida permanentemente-.
La colusión psicosomática consiste en que la tensión que sufre la pareja, se desplaza hacia el cuerpo, a través de manifestaciones somáticas en uno o los dos miembros de la pareja. La atención de la pareja se la dan al síntoma físico y no al conflicto entre ellos. Algo que provoca una alianza por combatir la somatización, pero, al mismo tiempo, mayor distanciamiento emocional.
En la última parte del libro, el autor hace un análisis de como resolver situaciones de terapia de pareja, de acuerdo a las diferentes colusiones, alrededor de temáticas de problemáticas sexuales, infidelidad, incapacidad para tener hijos y adaptación, violencia en la pareja, divorcio