Principal interés de los adultos jóvenes.

El sujeto que recién ha finalizado la adolescencia, posee la corteza pre frontal con mayor madurez biológica, por lo cual es capaz de anticiparse a las consecuencias y evaluar riesgos.  Esto, junto  a la menor intensidad de la emociones y a la menor influencia de las hormonas sexuales sobre el comportamiento, en relación a la adolescencia, lo mismo que al desarrollo de la inteligencia post formal, permita que el adulto joven tenga otro tipo de intereses.

Intereses o motivaciones asociadas con la adquisición de la identidad social, la cual se logra a través de la pertenencia a grupos que se destaquen sobre otros, y la cual se logra por el reconocimiento que los miembros del grupo a los cuales pertenece, hagan de su trabajo o de sus aportes.

Por esta razón, las elecciones acerca de los grupos a los cuales pertenezca, es algo fundamental para el desarrollo de competencias relacionadas con la productividad o la investigación, puesto que los colectivos con actividades que son a se acercan a sus gustos, promueven que el adulto joven interiorice conocimientos o habilidades y genere propuestas de intervención ante determinados fenómenos.

Elecciones que se realizan de manera adecuada en la medida que exista un acompañamiento y orientación de las figuras parentales sobre el deseo de su hijo, desde los primeros años de edad, mediante una relación asertiva y de conocimiento mutuo con ellos –La interacción entre los padres e hijos para encaminar el deseo del menor, fue explicada de manera amplia en el escrito titulado direccionar el deseo-.

El adulto joven que tiene su deseo claro o está próximo a ello,  podrá ser partícipe tanto de actividades individuales o grupales como de eventos que favorezcan estos propósitos, mientras que los sujetos que se encuentran lejanos a sus intereses, perderán tiempo y esfuerzos buscando algún tópico que les llame la atención o agrupándose en colectivos en los cuales se aburren fácilmente.

Este no cocimiento de sí mismo que los adultos jóvenes tengan, incluido el desconocimiento de sus deseos o motivaciones, produce diversos resultados negativos como elecciones erradas en los estudios superiores o de actividades en las cuales pretenda trabajar.

Estar distante del rumbo que quiere proporcionarle a su vida, implica, en la mayor parte de las ocasiones, que el adulto joven ha tenido mucha distancia con él mismo, no teniendo herramientas emocionales para afrontar quien es él, para asumir con proactividad su vida o para recuperarse de decisiones equivocadas.

Extraviarse de quien es él, puede ocasionar que el adulto joven no se signifique de esa manera, sintiéndose todavía un adolescente, algo que repercutirá, de forma negativa, en muchos procesos como la adquisición de la inteligencia post formal, una elección y vínculo funcional de pareja y una relación asertiva con las figuras parentales.

En el momento en que el adulto joven se encuentra perdido, los padres necesitan tener un comportamiento  continente con él, el cual permita orientarlo en el descubrimiento de su ser y de sus motivaciones, logrando que se devuelva en el tiempo y consiga definir sus deseos de la niñez y adolescencia, y las razones de estos deseos.

Con el conocimiento y la identificación de sus motivaciones a lo largo de las diferentes etapas de su vida, el adulto mayor podrá re significar estos saberes para llegar a las conclusiones de lo que quiere en la actualidad. Este análisis promueven la realización de cuestionamiento sobre el qué, cómo, cuándo y donde.

En caso que el adulto joven presente resistencia a la orientación de los padres, es necesario que este joven se vincule a un proceso terapéutico que genere la adquisición de herramientas emocionales para enfrentar su existencia, con una actitud proactiva, que permita definir su deseo en la actualidad y que procure el desarrollo de planeaciones a corto, mediano y largo plazo.

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