Abuso de sustancias en los adultos jóvenes.

El abuso de sustancias, según el manual de psicopatología, se define por la interferencia significativa en la vida de la persona quien la consume –trabajo, educación, relaciones del individuo con los demás y ejecución de comportamientos que ponen en riesgo su propia vida-.

Si este abuso de sustancias se da en algunas situaciones, el cuerpo se intoxica, o sea que la persona tiene impedimentos de juicio, cambios del estado de ánimo y dificultades motrices –motricidad fina y gruesa- y problemas para la fonación de palabras. En caso que el abuso de sustancias sea de forma repetitiva, se produce la adicción, definida esta como la dependencia de las sustancias.

La organización mundial de la salud plantea que la adicción es una enfermedad física y psico-emocional que crea una dependencia hacia una sustancia. Esta dependencia debe tener las siguientes características: 1) Fuerte deseo o necesidad de consumir la sustancia. 2) Dificultades para controlar dicho consumo. 3) Síndrome de abstinencia cuando se disminuye el consumo. 4) Necesidad de mayores dosis cada vez para lograr el mismo efecto –tolerancia- 5) Abandono progresivo de intereses ajenos al consumo de la sustancia 6)  Persistencia en el uso de la sustancia a pesar de percibir de forma clara sus efectos perjudiciales.

Antes de consumir, el sujeto lo hace pensando y deseando que su efecto permitirá ser partícipe de una realidad placentera, diferente a la amenazante que tiene en su presente. Durante el consumo y su impacto, esta persona se da cuenta que existe una alteración de la percepción de la realidad, algo que le gusta puesto que lo concibe como medio de huida de un entorno que él/ella significa como negativo.

De esta forma, la totalidad de las situaciones en las cuales existe un consumo esporádico o un consumo frecuente de la sustancia, esta asociado con la incapacidad para enfrentar de manera funcional experiencias que pueden producir sensaciones, emociones o sentimientos displacenteros, o con la necesidad de producir una felicidad o actividad artificial en el organismo.

El individuo concibe su realidad actual como amenazante o poco gratificante. En el caso de la realidad displacentera, él siente que esta  sobrepaso sus capacidades, y que no tiene herramientas emocionales para el afrontamiento y la creación de soluciones. En el caso de la realidad poco gratificante, él sujeto quiere llevar la alegría o su resistencia hasta el tope, algo que puede estar vinculado a su dificultad para aceptar limitaciones y dominar sus emociones.

La adultez joven es la edad propicia para que los individuos desarrollen determinada tipo de adicción, relacionadas en la mayor parte de ocasiones, con el consumo de sustancias psicoactivas. La preponderancia de estos comportamientos adictivos en esta etapa, solo se da debido a circunstancias determinadas.

Una de estas condiciones es la presencia de escasas habilidades individuales para contener la intensidad descompensadora de las emociones displacenteras y ejercer acciones contra ellas, de tal manera que los conflictos se puedan visualizar como una oportunidad de crecimiento, lo cual permitirá solucionarlos y aprender  tanto de sus peculiaridades como de su forma de resolverlos.

La otra condición se refiere al poco seguimiento que las figuras parentales realicen con su hijo adulto joven. Ellos piensan que él tiene las cualidades necesarias para interactuar sanamente con el otro y con él mismo, sintiéndose tranquilos por no orientar ninguna de sus decisiones.

Los padres que se alejan emocionalmente de sus hijos en estos momentos, son aquellos que, durante su niñez y adolescencia, también lo estuvieron, pero ahora ejecutan esta acción –alejarse- sin remordimiento alguno puesto que sus descendientes son mayores de edad.

Ambas condiciones se encuentran asociados a vínculos afectivos disfuncionales entre los padres con su hijo durante la infancia, particularmente durante los primeros seis años de vida, puesto que los adultos no dieron bases sólidas al menor para lograr una personalidad equilibrada y estructurada, la cual pudiera manejar sanamente sus situaciones conflictivas.

La existencia del niño se caracterizó por la complacencia de la totalidad de sus deseos, con la consecuente dificultad para posponerlos. Adicionalmente, los padres no enseñaron respuestas funcionales y asertivas cuando no pudiera obtener algo. Como consecuencia, el niño creció sin herramientas emocionales para percibirse con limitaciones o para enfrentar las situaciones conflictivas que se presentan en su vida, teniendo la necesidad de crear un mundo fantaseado que se convirtiera en algo paralelo a su realidad hostil. Mundo que en la adolescencia y/o adultez joven toma forma a través del consumo y la adicción de sustancias psicoactivas.

Adicionalmente, los adultos jóvenes con adicciones, tiene un inconveniente con la interiorización de la norma, puesto que el consumo corresponde a algo prohibido por el ordenamiento familiar, y en muchas partes por el ordenamiento cultural. No probar sustancias psicoactivas, y mucho menos desarrollar dependencia ante este tipo de sustancias.

El adulto joven estira esta ley cada vez que aumenta la frecuencia e intensidad en el consumo. De esta forma  el consumo muestra el rechazo hacia los padres y hacía lo que ellos representan –un equipo de trabajo que da contención emocional pero también normativiza-.

Como conclusión, las conductas adictivas de los adultos jóvenes, se han cimentado desde la primera infancia, tiempo caracterizado por la gran permisividad de los padres con su hijo, el poco desarrollo de un equipo de trabajo entre ellos y los inconvenientes que el hijo haya tenido en el proceso de la interiorización de la norma.

Dichas falencias en la formación, solo se podrán remediar con la implementación, de manera independiente, de dos procesos terapéuticos. En efecto, tanto las figuras parentales como el hijo, necesitan remediar, por medio del material  que genere el tratamiento y por medio del vínculo afectivo que establecen con el profesional, muchos desordenes e incongruencias que se cometieron en el pasado, transformando el presente y su futuro.

Este es un escrito que tiene dos propósitos fundamentales: El primero de ellos es formar en diversos componentes que permitirán profundizar en conceptos y variadas realidades psicológicas, así como mejorar la salud mental del individuo y del grupo familiar. El segundo objetivo es promocionar mi consulta clínica de forma virtual y presencial, ambas se pueden solicitar al celular 320 6919221

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