Alcoholismo en el adulto mayor.

El abuso de sustancias, según el manual de psicopatología, se define por la interferencia significativa en la vida de la persona quien la consume –trabajo, educación, relaciones del individuo con los demás y ejecución de comportamientos que ponen en riesgo su propia vida-.

Si este abuso de sustancias se da en algunas situaciones, el cuerpo se intoxica, o sea que la persona tiene impedimentos de juicio, cambios del estado de ánimo y dificultades motrices –motricidad fina y gruesa- y problemas para la fonación de palabras. En caso que el abuso de sustancias sea de forma repetitiva, se produce la adicción, definida esta como la dependencia de las sustancias.

La organización mundial de la salud plantea que la adicción es una enfermedad física y psico-emocional que crea una dependencia hacia una sustancia. Esta dependencia debe tener las siguientes características: 1) Fuerte deseo o necesidad de consumir la sustancia. 2) Dificultades para controlar dicho consumo. 3) Síndrome de abstinencia cuando se disminuye el consumo. 4) Necesidad de mayores dosis cada vez para lograr el mismo efecto –tolerancia- 5) Abandono progresivo de intereses ajenos al consumo de la sustancia 6)  Persistencia en el uso de la sustancia a pesar de percibir de forma clara sus efectos perjudiciales.

En cuanto a la temática de las bebidas alcohólicas, el adulto mayor metaboliza esta sustancia de forma más lenta que las personas menores, por lo cual obtienen los efectos con mayor rapidez, generando abstinencia con la misma velocidad y la necesidad de repetir el consumo.

Debido a este comportamiento, el adulto mayor tiene mayor propensión para  conseguir la adicción al alcohol desde el punto de vista biológico, probabilidad que aumenta en caso que el individuo mayor de 60 años tenga inconvenientes emocionales, y pretenda disminuir o hacer desaparecer estos con la modificación en su estado anímico producido por la alta ingestión de bebidas embriagantes

El alcoholismo en la adultez mayor se ha asociado con fenómenos de aislamiento social, de tal forma que estas bebidas son utilizadas para sustituir carencias que el sujeto tiene como consecuencia de la escasa interacción cotidiana o los pocos vínculos afectivos con otros.

El efecto de estas bebidas es el ensimismamiento del sujeto, quien, de esta manera, no encuentra significaciones negativas a su soledad, antes por el contrario, puede lidiar con esta mediante los recuerdos, la fantasía y los estados emocionales de felicidad que proporciona el consumo, por lo menos en un principio.

Otro evento ambiental que puede activar la adicción al alcohol en la adultez mayor es la jubilación, puesto que los sujetos quedan tan afectados emocionalmente, y la mayoría de ellos sin un proyecto de vida después del retiro del trabajo, prefiriendo la ejecución de actividades como gastar su tiempo en bares dialogando con otras personas y consumiendo este tipo de bebidas.

Es necesario anotar que los adultos que tienen estas acciones son porque gustaban del licor social desde mucho tiempo atrás. Sin embargo, al encontrarse con una cantidad de tiempo libre en el presente, sin ideas motivantes para realizar, gastan este tiempo en lugares dedicados al consumo de bebidas embriagantes.

A pesar que nombro dos posibles causas del alcoholismo en el adulto mayor, cada sujeto tiene su propia realidad, la cual se debe explorar en un proceso terapéutico, con la colaboración cercana de las personas que poseen un vínculo afectivo estrecho con el adulto mayor.

Proceso terapéutico que también proporcionara información acerca de la necesidad de la colaboración de otros personajes como psiquiatra, en caso que el adulto mayor tenga daños corporales –convulsiones, delirium, síndrome de abstinencia incapacitante…-.

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