
La amnesia infantil consiste en la pérdida de memoria que el niño tiene durante los cinco primeros años de vida. Esta pérdida de memoria es total en la mayor parte de las ocasiones, aunque algunas veces el pequeño puede evocar ciertos recuerdos que se van olvidando en la medida que crece.
La amnesia infantil se desarrolla en los años en que el niño no ha tenido una estructuración del lenguaje, no sabiendo significar cosas externas y mucho menos emociones internas como tampoco darle linealidad a su pensamiento o verbalizar relaciones causa-efecto, y además, esta amnesia ocurre con vivencias en las cuales existe una alta carga afectiva puesto que son interacciones con sus primeros objetos de amor, por lo cual esas memorias se almacenan en el sistema límbico, aquel que no se encuentra mediado por la palabra.
Mucho se ha especulado sobre este fenómeno con el transcurrir del tiempo. Sin embargo, las últimas hipótesis apuntan que su causa principal es la formación de alta cantidad de neuronas en la parte del hipocampo –el hipocampo es parte del sistema límbico. Específicamente es aquella que juega un papel decisivo en el aprendizaje de regulación, la codificación de memoria, la consolidación de la memoria y la navegación espacial-.
Paul Frankland, experto en neurociencia y salud mental, ha dicho que hasta los cuatro o cinco años de edad el hipocampo es una estructura con alto nivel de dinamismo, motivando dificultades para el almacenamiento de información de manera estable, por lo cual se pierden los recuerdos que se tienen hasta el momento.
A pesar de esta explicación, quedan demasiados cuestionamientos consistentes en averiguar las razones por las cuales no se pueden evocar estas experiencias en situaciones cotidianas, pero estos mismos recuerdos tienen la capacidad de exteriorizarse en situaciones en que se induce a la persona a un estado hipnótico, o en situaciones en las cuales se estimula la asociación libre con un vínculo significativo con el terapeuta.
Una suposición que se puede crear para responder estas dudas es que las representaciones en imágenes guardadas en el sistema límbico durante los primeros años de vida, tienen dificultad para transformarse en palabras y llegar al neocortex –el discurso es la forma que mayormente tramita la información la parte más evolucionada del cerebro-.
El obstáculo para cambiar de código –imágenes a palabras-, puede dificultarse por la alta intensidad de carga afectiva que tienen esas vivencias de los primeros años de cada sujeto. De manera que la palabra no puede soportar todo ese peso sino bajo condiciones particulares –escucha terapéutica…-.
El niño hasta los cinco años, califica sus experiencias afectivas con sus primeros objetos de amor como esenciales y sumamente significativas puesto que no tiene punto de comparación, y provienen de la interacción con aquellas personas de las cuales únicamente puede estar rodeado.
El pequeño no tiene las capacidades emocionales y mucho menos intelectuales para manejar sus vivencias, de manera que tanto las positivas como las negativas son aumentadas en su intensidad, pudiéndose sentir interacciones con capacidad para dar mucha felicidad o generar muchos traumatismos, aunque objetivamente un adulto no lo conciba de esa manera.
Las características infantiles nombradas anteriormente, no permiten que el niño, el joven o el adulto recuerden con palabras situaciones como por ejemplo su tristeza en el momento que fue separado de su madre en el parto, la primeras vivencias con el pecho de su madre, las significaciones de su figura materna en esa época, la envidia hacia ella, el juego de ausencia-presencia, el destete…
Algo peculiar de estas experiencias olvidadas es que se logran manifestar en situaciones de terapia, a través de la relación con el terapeuta, o en ciertos comportamientos de la vida cotidiana como las historias de los sueños, las equivocaciones, el arte, los chistes, el folclor o diversos fenómenos que pueden ocurrir tanto a nivel individual como colectivo.
Otra peculiaridad de este material olvidado es que determina la vida emocional de las personas, causando mucho desconcierto puesto que los motiva en la realización de diversas acciones. Motivaciones que los sujetos no son conscientes de su origen.
Qué hacer con esos recuerdos traumáticos de la infancia?