Amor patológico que tienen los padres por los hijos agresivos.

El amor funcional se encuentra asociado, en la totalidad de las ocasiones, con el respeto por la integridad tanto física como emocional del otro. Consigna que no se cumple en las situaciones en que el hijo ejerce comportamientos maltratantes en contra de sus figuras parentales.

En escritos pasados, el autor ha dejado claro como se desarrollan estas conductas, las cuales hacen parte de las peculiaridades del entorno familiar. Características que tienen mucha resistencia a cambiarse y se conservan a pesar del daño que ocasionan a sus integrantes.

El amor, en estas familias, se presenta con una definición nociva, estrechamente ligada a la agresividad, a la permisividad, a la poca contención de afectos y a la incapacidad de los adultos por lograr acuerdos en cuanto a la formación de su hijo. Definición patológica que se repite a través del tiempo.

Las vivencias alteradas que tuvieron los hijos en su niñez y adolescencia, los hijos las comienzan a revertir en la adolescencia y en la adultez, presentándose con sus padres como agresivos  y con poca contención de afectos. De igual forma, los adolescente y adultos jóvenes muestran a sus figuras parentales como su formación laxa, sin ejercer control de su deseo y con poco apoyo afectivo fue el principal determinante para que su personalidad se caracterice por la violencia, la crueldad, la dependencia, el narcisismo…

Debido que los padres tienen una concepción malsana del amor, ellos aguantan todo tipo de vejaciones de sus hijo, a pesar que sus otros hijos, familiares o personas externas a estos padres, han orientado sobre la toma de acciones legales, la cancelación de beneficios económicos hacia el hijo maltratante.

Aunque sufran de comportamientos de maltrato por parte de su hijo, los padres lo concebirán como alguien necesitado de amor, comprensión. Alguien digno de otra oportunidad  y que no se puede dejar solo puesto que se suicidaría o ejercería acciones violentas con otra persona.

Muchos padres quieren explicar su amor patológico y su incapacidad para ejercer acciones radicales, mediante el miedo ante posibles nuevas agresiones, con lo cual el adolescente o el adulto  sigue dominando a sus padres con sus comportamientos violentos.

Me produce cuestionamiento si estas acciones abnegadas de los padres, y que demuestran negligencia emocional con ellos mismos, se producen debido que los padres conciben el amor de forma masoquista y con las demás características de algo patológico, o que estos padres tengan tanto remordimiento por la crianza perjudicial, por lo cual se autocastigan aguantando todos los irrespetos de su hijo, y guardan la esperanza que su hijo/a cambiara.

En cualquiera de los casos, los adultos deben concientizarse de la personalidad disfuncional de su hijo y de la alta probabilidad para que estas conductas no cambien puesto que son parte de su estructura. Igualmente, ellos necesitan realizar acciones que permitan proteger su integridad física o emocional, significando esta como algo con mayor importancia que el amor con tintes patológicos que tiene hacia su hijo.

Adicionalmente, las figuras parentales necesitan acudir a un proceso terapéutico que permita aceptar sus frustraciones, tristezas y responsabilidades frente a los comportamientos de su hijo, lo cual permita reponerse a estos para suprimir algún tipo de acción masoquista o que atente contra su integridad –Permitir que el hijo los siga agrediendo, no sacarlo de la casa-.

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