Conocimiento de las expectativas en los vínculos de pareja.

Antes de enfrentarse a situaciones nuevas, el ser humano revisa sus esquemas mentales antiguos, algo que determinará la forma en la cual interpretará y responderá a las cosas novedosas. Dichos esquemas mentales se refieren a conocimientos adquiridos en el pasado de manera conceptual y/o de forma experiencial.

La temática de pareja no es ajena a este procesamiento de la información. Esto quiere decir que cuando el individuo establece una relación afectiva de emparejamiento con determinada persona, compara este vínculo con su pasado, especialmente con el vínculo entre sus padres, o entre algún padre con la pareja que tuvieron cuando el hijo fue niño.

Adicionalmente, la persona adulta establece su modelo de vínculo de pareja con base en el tipo de cuidado que recibió de sus padres en el periodo de su niñez y adolescencia –Ej si los padres dieron a su hijo un afecto muy posesivo e invasivo cuando fue pequeño, el ahora adolescente o adulto, buscará una dinámica de pareja con las mismas peculiaridades-.

De esta manera, los conceptos emocionales adquiridos, más que todo, en la primera infancia, son esenciales para el funcionamiento de los vínculos de pareja. Interiorización que se convierte en una expectativa, por lo cual se busca permanentemente.

La mayor parte de los contenidos de estas expectativas, puesto que se experimentaron en los primeros años de existencia en los cuales no existía lenguaje, no están enmarcadas en un sistema linguistico. Por esta razón, dichas memorias se encuentran guardadas en el sistema límbico y no se conocen, pero delimitan las elecciones de pareja y el modelo de comportamiento dentro del colectivo.

Las expectativas pueden chocar constantemente con la realidad de la pareja o pueden reforzarla. Así, la asociación entre expectativas y la realidad de la pareja, junto a la acomodación a estas diferencias o similitudes, son puntos cruciales para que el vínculo de dos se pueda desarrollar, se estanque o se termine.

Debido a su importancia, cada individuo requiere conocer cuáles son sus expectativas en un vínculo de pareja. Igualmente, esta persona necesita categorizar esas expectativas y establecer las que quedarán rígidas y las que podrá movilizar un poco.

Conocimiento que se podrá dar por el aprendizaje de sus experiencias de pareja fallidas, mediante la constante introspección sobre sí mismo y su historia, o mediante un proceso terapéutico con un tercero, el cual permitirá que las experiencias de los primeros años se estructuren a parte de un sistema comunicacional.

Fuera de hacer un recorrido por las expectativas propias, el deseo que la dinámica de pareja se caracterice por su funcionalidad y salubridad, se relaciona con el saber que se tiene acerca de la historia de vida del otro integrante de la pareja. Saber en cuanto las singularidades del vínculo entre los padres y la clase de afectos entre padres e hijos.

Una de las conclusiones básica de este escrito, es que el éxito de pareja no depende solamente en el conocimiento del hoy y ahora de sus integrantes, sino de la investigación profunda tanto de su historia de vida y vínculos afectivos anteriores como el cuestionamiento de la otra persona.

Por esta razón, la formación de un vínculo de pareja necesita tener como punto inicial, el autoconocimiento, el dialogo permanente con el otro acerca de su historia de vida y la visualización de ese otro en su entorno familiar, algo que podrá dar pistas acerca del tipo de comunicación, soluciones de conflictos, valores familiares…

Este es un escrito que tiene dos propósitos fundamentales: El primero de ellos es formar en diversos componentes que permitirán profundizar en conceptos y variadas realidades psicológicas, así como mejorar la salud mental del individuo y del grupo familiar. El segundo objetivo es promocionar mi consulta clínica de forma virtual y presencial, ambas se pueden solicitar al celular 320 6919221

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