Las emociones, según el manual de psicopatología, son los patrones de acciones provocados por sucesos externos y un estado emocional –alegría, amor, ira, sorpresa tristeza, aversión, miedo, vergüenza- acompañado por una respuesta psicológica característica –huida, evitación, afrontamiento, ataque, afiliación-.
Las emociones impulsan al ser humano para actuar ante un requerimiento tanto propio como del medio ambiente, por lo cual tienen una función adaptativa. Empero, estas emociones se pueden convertir en disfuncionales en la medida en que tienen poca o demasiada activación, no pudiendo ofrecer una respuesta adecuada ante el estímulo.
En los casos en que existe poca o nula activación emocional, el ser humano puede tener alexitimia, fenómeno que algunos autores lo definen como incapacidad para sentir emociones, mientras que otros autores lo definen como incapacidad para expresar emociones.
Por el otro lado, cuando la emoción tiene demasiada intensidad, esta se convierte en desadaptativa porque ofrece estados afectivos que atentan contra el equilibrio psicológico de las personas, y promueve respuestas inadecuadas respecto de los estímulos.
Tanto la alexitimia como las emociones intensas son perjudiciales para las personas puesto que impiden que ellas tengan un vínculo afectivo equilibrado tanto con las demás personas como consigo mismo, e impiden que se den respuestas adecuadas ante las diferentes necesidades.
En cuanto a las emociones intensas, se puede deducir que estas se producen por una dificultad del individuo para el control de su cantidad, lo cual se originó desde los primeros años de vida del infante, denotando una relación inadecuada entre los padres y su hijo.
Dicho vínculo se caracterizó en que él hijo no sintió un apego sólido con sus padres o sintió que ellos no fueron capaces de contener sus emociones. Al mismo tiempo, los padres no fueron concebidos como figuras normativas que actuan como equipo de trabajo, por lo cual el hijo los pudo manipular cada vez que deseó.
Esta falta de unidad en los lineamientos de los padres, fue leída por el niño cuando él tuvo muy pocos meses de vida, generando que el pequeño se sintiera en control del ambiente familiar e impidiendo que él aprendiera conceptos y habilidades encaminadas al control de sus emociones y a la adaptación a los diferentes ambientes en que debe interatuar.
Controlando el ambiente familiar, el hijo consigue todo lo que desea y no recibe ninguna clase de prohibiciones o soporte emocional ante sus emociones negativas, provocando que estas se exterioricen sin restricciones con cualquier situación conflictiva o en caso de la aplicación por parte de los padres de normatividades.
En este punto, las emociones desequilibradas del niño se dejan pasar por alto por parte de padres pasivos, quienes han sido negligentes con su hijo desde el punto de vista emocional, estimulando que el menor tenga comportamientos asociados a poca tolerancia a la frustraciòn, escoso control emocional, poca empatìa, etc.
La enseñanza del control emocional requiere de padres proactivos que tengan apegos seguros con sus hijos que se ayudan a formar por un juego de ausencia-presencia sano. De la misma forma, las figuras parentales deben procurar que su hijo adquiera una normatividad social y este sujeto a la aplicación de medidas correctivas en caso que incumpla las prohibiciones o tenga emociones descontroladas.
Dicho control emocional requiere también que los padres tengan una relación asertiva entre ellos, caracterizada por el respeto, el dialogo constante y una efectiva solución de conflictos. Al hacer esto, el niño por modelamiento positivo adquiere la competenecia de control emocional.
Este es un escrito que tiene dos propósitos fundamentales: El primero de ellos es formar en diversos componentes que permitirán profundizar en conceptos y variadas realidades psicológicas, así como mejorar la salud mental del individuo y del grupo familiar. El segundo objetivo es promocionar mi consulta clínica de forma virtual y presencial, ambas se pueden solicitar al celular 320 6919221