Desarrollo del compromiso en el adolescente.

El compromiso según Martha Alles –experta en recursos humanos- es la capacidad para sentir como propios los objetivos de la organización, y cumplir con sus obligaciones personales. Capacidad para apoyar e implementar decisiones que favorezcan los objetivos comunes, e implica adhesión a los valores de los grupos a los cuales pertenece.

En el escrito pasado, se pudo concluir que los comportamientos de compromiso que el niño ejecute consigo mismo, depende de la calidad de los vínculos afectivos que haya tenido con sus padres, cuestión asociada a que tenga una autoestima estructurada.

Desde esa perspectiva de análisis, los vínculos afectivos seguros entre los hijos y los padres permiten que el menor adquiera más cantidad de herramientas para conocerse, controlarse emocionalmente, saber la direccionalidad de sus motivaciones y ser coherente entre lo que siente, piensa y como actúa.

Estos efectos  producto de apegos seguros en la infancia pueden ser disminuidos por el desequilibrio emocional del adolescente como consecuencia de sus transformaciones neuro-biológicas. A pesar de esto, el desarrollo de estos apegos implican saldo positivo.

Durante este proceso de auto-conocimiento, los adolescentes que han tenido lazos cercanos con sus figuras parentales pueden evaluar, con mayor objetividad junto al adulto, el nivel de compromiso que tienen ante sus distintas actividades, pudiendo realizar planes de mejoramiento en caso que lo necesiten.

En caso que los púberes no reporten o no hayan tenido en su infancia este tipo de apegos con madre y padre, ellos no tendrán sentido de pertenencia con las acciones que lleven a cabo, así como tampoco exteriorizaran trabajo en equipo o compromiso con los grupos a los cuales pertenezca.

El escaso compromiso que tengan los adolescentes, también puede estar relacionado con dificultades en la interiorización de la normatividad desde el periodo de la primera infancia, de manera que renunciar a algo que se tiene que hacer implica que el deber ser interno no se encuentra muy desarrollado.

De esta manera, se puede concluir que desarrollar la competencia de compromiso en la adolescencia depende de los fundamentos de los apegos seguros que el púber tuvo en su niñez y también depende la interiorización de la normatividad social. Ambos consecuencia de las interacciones cotidianas del pequeño con sus padres.

Tanto los apegos como la normatividad son conceptos cuyos mayores desarrollos ocurren en la primera infancia. Empero, durante la adolescencia también existen actividades que los padres pueden implementar con sus hijos para intensificar esta competencia,

Dichas actividades están relacionadas con los compromisos que el adolescente tendrá en la institución educativa, con diversos oficios del hogar que no alteren su rendimiento académico, y con la realización de alguna acción extra curricular que sea de su preferencia.

Para el desarrollo de esta competencia, también puede ser útil que los padres hayan enseñado a su hijo la manera de desarrollar planeaciones, haciendo seguimientos a estas de forma constante, y ofreciendo a su hijo adolescente retroalimentaciones sobre el compromiso con las actividades planificadas y no hechas.

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