Dinámica de pareja dependiente.

En esta dinámica de pareja, uno de los miembros tiene el rol de protector, formando un vínculo patológico cuidador-cuidado que no permite el crecimiento de este último. En este vínculo, se produce una simbiosis, o sea que no existe una diferenciación entre los dos integrantes de la pareja.

Esta relación asemeja a la de madre –cuidador- y bebé –cuidado- , por lo cual existe muy poco espacio entre ellos y tampoco se puede dar el proceso de individuación. Sin embargo, en algunas situaciones, el miembro cuidado quiere reclamar su autonomía, originando el conflicto entre ellos.

La parte cuidada, aparentemente tiene un funcionamiento frágil y necesitado, razón para necesitar de un cuidador, quien asume sus limitaciones. Esta persona es reacia a mover sus recursos en la toma de decisiones o en la solución de diversas problemáticas, dejando esta tarea en manos de su cónyuge.

Por otro lado, la parte cuidadora asume este papel al creer que su pareja es incapaz de tener un funcionamiento autónomo y adulto. Papel de cuidador que necesita ejecutar para elevar una auto-estima caracterizada por la fragilidad y por la sensación de soledad.

Ambos miembros de esta pareja tienen una autoestima desequilibrada, forjada por unas figuras parentales que pudieron tener la misma dinámica de cuidador cuidado entre ellos, y/o tuvieron una relación caracterizada por el poco distanciamiento, afectos asfixiantes entre ellos y su hijo.

Igualmente, este movimiento entre padres e hijos tuvo como particularidades que las figuras parentales dejaron que su hijo tomara responsabilidades de adulto que no le correspondía dada su poca edad, en el caso del cuidador, o que el hijo, tuviera escasa responsabilidad  y ausencia en la toma de decisiones referentes a su vida, en el caso del cuidado.

De tal forma, el hijo interiorizo el amor con esta dinámica. Algunos hijos ejercen de adulto el rol de cuidador – papel activo- de forma manifiesta, dejando como latente su función de cuidado –papel pasivo-, mientras que otros hijos asumen el rol de cuidado –papel pasivo-, dejando como latente su rol de cuidador –papel activo-, dependiendo de su historia de vida, como se dijo anteriormente.

Tanto el cuidador como el cuidado, dependen demasiado de su pareja, quen tiene un miedo muy grande para enfrentar el mundo sin el otro, algo que genera que cualquier intento de autonomía de la persona cuidada sea tomado como un desprecio y un rechazo hacia el cuidador. Sensaciones que también tiene el sujeto cuidado en la medida que el cuidador no quiera ejercer este papel.

A pesar del desequilibrio en la autoestima, esta pareja se puede entender en su patología, algo que depende  que los dos miembros puedan intercambiar, algunas veces, sus funciones y algo que depende que no exista mucha distancia entre los rasgos de ser cuidador y ser cuidado

Dicha distancia se desarrollan más en la medida que existan diferencias mayores a diez años de edad, o en la medida que existan diferencias significativas en el nivel socio cultural, educativo o en los principios de vida de los dos miembros de la pareja.

Adicionalmente, el funcionamiento eficaz de esta pareja depende que la persona cuidada no intente romper esta dinámica de manera enérgica e intempestiva puesto que puede ocasionar una crisis en su pareja cuidadora, estimulando que esta persona no se sienta amada, e incentivando posibles ideas acerca de un tercero en la relación.

Las crisis dadas por las conductas “independentistas” del sujeto cuidado, el cual desea revelarse contra su pareja cuidadora, quien representa a sus figuras parentales, consisten en la ejecución de comportamientos autónomos y que pueden ser contrarios a la representación de la pareja, razón por la cual es posible que existan acciones de infidelidad u otro tipo de conductas que la pareja controladora detesta.

Las parejas pueden soportar una intensidad leve o moderada de este movimiento cuidador cuidado. Empero, cuando esta dinámica se intensifica o cuando no es recíproca, la funcionalidad del vínculo se pierde fácilmente debido al deseo inconsciente del cuidado por no dejarse cuidar y por ser una persona proactiva, algo que generaría crisis en el cuidador o generaría la realización por parte del cuidado de algún acto por fuera de la ley o que rompa determinado compromiso.

Debido a esta actividad latente que funciona en las parejas de miembros cuidador cuidado, estos sujetos requieren conocer esta dinámica, al igual que su origen,  lo cual puede ocasionar modificaciones en el estilo de vida referentes a la creación de un vínculo de pareja, ligado más a una relación igualitaria, con características pequeñas e intercambiables de cuidador cuidado, sin que el cambio afecte el apego solido entre las dos personas.

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