El acuerdo inconsciente en pareja.

Retomando escritos anteriores, la colusión se define como aquel acuerdo inconsciente que determina una relación complementaria, en la que cada uno desarrolla partes de sí mismo que el otro necesita y renuncia a partes que proyecta en el cónyuge.

Esta significación de colusión permite analizar a la pareja como un colectivo de dos personas que no se complementan por aspectos que no tienen pero que posee el otro, como plantean muchos autores, sino que interactúan y se  perfeccionan por el acuerdo en el cual el miembro A desarrolla determinadas características que son necesarias para el miembro B, y deja que el miembro B despliegue aspectos propios del miembro A que él exterioriza como necesidades, y viceversa.

De esta forma, se puede observar que la necesidad es el tópico prioritario para la colusión en pareja. Colusión que para ser normal –no patológica- requiere que tanto el miembro A como el miembro B, satisfagan alternadamente las necesidades del otro, y que no siempre esta satisfacción sea por el miembro A o por el miembro B.

La dinámica de pareja que los dos individuos adquieren es un acuerdo inconsciente similar al que han tenido sus dos padres o sus figuras representativas, en caso que alguna figura parental o las dos hayan muerto o no se encuentren presentes.

Los aspectos que el miembro A desarrollará en su relación de pareja dependen de la figura parental con la cual se haya identificado. Por otro lado, las particularidades que el miembro A decide no desplegar en la relación de pareja para que el miembro B lo haga, dependen de la figura parental que haya tomado como objeto de deseo – padre en relación a hijo con elección homosexual e hija con elección heterosexual, o madre en relación a hijo con elección heterosexual e hija con elección homosexual-.

Realizar un análisis objetivo de las peculiaridades en la unión de los dos padres, aunque estén separados, o de las figuras representativas en el momento de la primera infancia, puede dar valiosos indicios acerca de las necesidades que cada individuo tenga cuando forma una pareja en cuanto al trato, acercamiento físico, trabajo en equipo, toma de decisiones, solución de problemas, manejo de crisis…

Del mismo modo, implementar un análisis objetivo de las característica de la dinámica de pareja de sus futuros suegros, aunque estén separados, o de sus figuras representativas en su primera infancia, permite conocer sobre las necesidades que su futuro cónyuge tenga al formar una pareja.

En caso que sus padres o futuros suegros hayan muerto, usted podrá recoger informaciones de las personas que los conocieron, con lo cual puede prever la direccionalidad que tomará su relación con esa persona, y puede evaluar la idoneidad de dicha relación.

Al igual que la dinámica parental, el comportamiento y el pensar del individuo en pareja, también esta ligado a la calidad y a las particularidades del vínculo afectivo que tuvo con sus padres o figuras de apoyo. Particularidades referentes a la cercanía emocional, el cumplimiento de normatividades –respeto, realización de obligaciones…-, la autorregulación de emociones, la solución de conflictos

Adicional a este saber, es necesario que exista cierto tiempo de noviazgo, sin hijos, para que usted determine si existe compatibilidad en los deseos, similitud en los principios de vida, nivel educativo y nivel socio-cultural, lo mismo que tener una diferencia de edad por debajo de diez años.

La principal conclusión de este escrito es que las personas para formar una pareja y llevarla al nivel de convivencia necesitan en primer lugar, tener claridad sobre sí mismo y sobre lo que desea para posteriormente poder analizar al otro en sus rasgos manifiestos y latentes y prever, con esos dos análisis –el propio y el del otro-, como podría ser el lazo afectivo entre los dos.

Estos análisis deben llevarse a cabo tratando de tener un diagnóstico lo más objetivo posible, no bajo el periodo del enamoramiento, puesto que en esta etapa se esta valorando a la pareja de manera parcial, forma asociada a los propios ideales, sino en una etapa en la cual se pueda percibir a la persona de manera total, con fortalezas y debilidades.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *