El deseo de independencia de los adolescentes simbolizado en el cuento de hadas.

Los cuentos de hadas se escribieron en una época de la humanidad en la cual una de las características culturales fue el machismo, entendido este como la creencia de la supremacía del hombre sobre la mujer, con unos derechos reducidos de ellas, y que además de ser minimizadas, su accionar y su auto estima dependían del deseo masculino.

Adicionalmente, en esos tiempos existía un paradigma que la felicidad del sexo femenino solamente era posible con las actividades relacionadas con el hogar –ser buena madre y esposa, gustar de las actividades sociales lo mismo que de los oficios de limpieza…-.

Una de las temáticas básicas de los cuentos de hadas es la necesidad de los adolescentes por explorar y aprender del mundo externo lejos de sus padres. Sin embargo, algunas personas entre los 12 y los 18 no se quieren alejar de su hogar pues se encuentran muy cómodos en él, por lo cual esta narración necesita desarrollar ciertos elementos aversivos que estimulen el desequilibrio y la toma de decisiones por caminar lejos.

De esta manera, una de las figuras de cuidado de los niños y/o adolescentes, se presenta como alguien malo que impide un vínculo muy cercano con el otro padre y también genera un clima dentro del hogar que ocasiona inconformidad y deseos de abandonarlo.

Persona negativa quien la mayor parte de las veces es una madrastra o padrastro que posteriormente se puede convertir en bruja/o. Alguien externo a la línea biológica a quien el niño puede representar de esa manera puesto que todavía no tiene capacidad para manejar la posibilidad que la figura parental considerada bondadosa, también se comporte de forma que el menor la pueda significar malvada.

El adolescente abandona el hogar. Acción que, aunque el cuento de hadas no mencione de manera manifiesta, se deduce que es influenciada por el machismo de esos años puesto que los hombres se apartan de su casa sin compañía, con el propósito de buscar aventuras y encontrarse a sí mismos, mientras que las mujeres únicamente se distancian del recinto familiar en la medida que hayan encontrado alguien con suficientes cualidades morales, monetarias, o por lo menos con un direccionamiento de intereses claro según ellas, y linaje familiar con quien puedan casarse, formar una familia y obtener la felicidad.

Los padres disfuncionales o escasamente conocedores del simbolismo de los cuentos de hadas, propician que su hijo signifique estas historias desde su literalidad, interiorizándolas de tal manera que su comportamiento diez o quince años después, corresponde a aquellos personajes de los cuentos de hadas con los cuales se ha identificado en su niñez.

Esta puede ser una de las razones por las cuales ciertas adolescentes optan por refugiarse en su pareja, deseando convivir con ella, neutralizando de este modo el malestar emocional producido por las constantes peleas con sus padres. Inconvenientes que los adultos o los jóvenes no pueden solucionar puesto que carecen de herramientas emocionales para lograr este objetivo.

Por otro lado, cuando ocurre esto con los hijos adolescentes, ellos piensan que abandonar el hogar y trasladarse a la casa de algún amigo o familiar, quien no le ponga normatividades a sus comportamientos rebeldes y a su afán exploratorio, es la solución ideal para deshacerse del desequilibrio emocional que los menores atribuyen a los conflictos con los mayores.

Otra cosa sucede cuando los mayores han enseñado a sus hijos a familiarizarse con el simbolismo de los cuestos de hadas, puesto que con sus retroalimentaciones e interpretaciones de esos momentos compartidos en la lectura de esta obra literaria, han ocasionado en el infante procesos internos en los cuales pueda y tenga la curiosidad por explorar más allá de lo manifiesto.

En este punto, los hijos adolescentes pueden concluir sobre que el mensaje profundo de los cuentos de hadas es alejarse de la total dependencia emocional de sus padres para descubrir en su mismidad las potencialidades que tiene para resolver inconvenientes, tomar decisiones y sobresalir.

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