Causa extrañeza observar como algunos sujetos basan la totalidad de sus vínculos afectivos de pareja en relaciones con individuos que tienen un significativo nivel de disfuncionalidad emocional o variados inconvenientes que son incapaces de resolver debido a su poca estructuración y equilibrio.
Sin embargo, al conocer con profundidad la dinámica que maneja estos lazos amorosos, se puede visualizar como la persona aparentemente estable, es poseedora de un alto grado de falso narcisismo debido que basa su sanidad en sentirse necesitado por el otro.
Falso en el sentido que no promueve el desarrollo de sus fortalezas y la utilización de las oportunidades que proporciona su medio ambiente, para beneficio de interacciones y vínculos emocionales funcionales tanto con el otro como consigo mismo, sino que busca aprovecharse de los demás para la consecución de fines propios.
Mientras que en el narcisismo adecuado, los acuerdos con el otro consisten en un gana-gana, en aquel definido como ficticio, el cual se esconde a través de una alta intensidad de esta característica –narcisismo-, los convenios con las demás personas se fundamentan en el logro de la ganancia propia a costa de la perdida ajena.
Dicho sentimiento se encuentra intensificado en la medida en que el otro miembro de la pareja, tenga mayores incapacidades emocionales. De tal manera, los beneficios de este sujeto, son proporcionarle a su pareja las condiciones para soportar sus conflictos o sus inestabilidades emocionales, no como un acto altruista sino para sentirse orgulloso de eso y tener el agradecimiento constante del otro.
La necesidad por obtener gratitud de la pareja puede servir, bajo la mirada del salvador, para que el primer miembro tenga la obligación y no sienta la motivación de terminar dicha relación, a pesar que haya diversos inconvenientes. “Salvar” al otro se convierte en un argumento muy fuerte para sostener el vínculo afectivo.
Adicionalmente a este primer componente narcisista que tiene este miembro de la pareja que intenta rescatar al otro, existe un segundo componente de este tipo –narcisista-, asociado a la repetición de las vivencias con sus primeros objetos de amor o figuras parentales con el fin de transformarlas.
Los sujetos cuyos padres han tenido conductas que han afectado su emocionalidad –maltrato, adicción, infidelidad…- tienden a elegir a una pareja con estas mismas características, debido que han concebido las relaciones afectivas de pareja y el amor desde esta perspectiva.
Sumado a esto, escogiendo como parejas a individuos con estas peculiaridades, el sujeto pretende repetir la dinámica de su mamá o papá, y así tener la posibilidad de ejecutar acciones para modificar los comportamientos del otro, con lo cual también cambiaría, bajo su fantasía, las memorias afectivas traumáticas asociadas con sus propios padres, produciendo la estabilización emocional
Así, pretender convertirse en el salvador de su pareja no es un acto altruista sino puramente egoísta puesto que se intenta conseguir el reconocimiento por los esfuerzos realizados hacia su pareja, y se intenta alterar el recuerdo disfuncional de los vínculos afectivos en su primera infancia.
En la mayor parte de las ocasiones, las motivaciones salvadoras solo se quedan en el deseo narcisista de un miembro, puesto que el otro no alterará sus conductas disfuncionales, con base en las ilusiones de su pareja, sino que lo hará solamente con la realización de un proceso terapéutico.
Proceso que permitirá que la persona con alteraciones importantes en su forma de pensar, sentir o comportarse, pueda en primer término conocer los variados provechos que le han dado sus acciones insanas –maltrato, distintas adicciones, trastornos alimenticios, ideación suicidas…- , tanto en su esfera psicológica como en la relacional.
Al lograr este objetivo, el sujeto puede implementar un recorrido exploratorio, por medio del discurso, hasta el origen de esta manera de desenvolverse, permitiendo conocer las memorias latentes y las manifiestas, poderlas integrar, y generar nuevas formas de procesar la información y vincularse emocionalmente con otros y consigo mismo.