El resultado de la castración oral es el acceso del hijo al lenguaje.

La castración oral se encuentra dada por la prohibición de la madre para que su hijo se siga alimentando de su seno y disfrute de este acto. Décadas atrás, no existía el concepto acerca que esta castración era necesaria para la estructuración emocional del pequeño, de tal manera se podía observar madres lactando a niños de cuatro o cinco años.

Con el trascurrir del tiempo, esta idea se ha re-significado, transformándola hasta un punto en que la mayoría de profesionales de la salud, especialmente aquellos de la salud mental, no recomiendan una lactancia a una edad superior a los dos años. Desde mi punto de análisis, recomiendo dejarla a los doce meses.

Una de las razones para tener este análisis, es que el destete que realiza la madre permite despegar a su hijo de lo que él cree es una relación fusional con ella, algo necesario para que el menor tenga apertura emocional hacia un otro e inicie su proceso edípico a una edad adecuada de 12 meses.

Con el cese de la lactancia materna, se comienza a desarticular el idioma particular y “secreto” entre madre e hijo, el cual consiste en llantos, sonidos sin significado para los demás, miradas…, propiciando que la figura materna incentive que su pequeño adquiera un lenguaje social.

De la misma forma, terminar la lactancia también posibilita el final de la asistencia física total de la madre hacia su hijo, por lo cual él inicia el desarrollo de acciones cuyo objetivo es el logro de su independencia. Actos en que requiere la utilización de un lenguaje social para dar a entender a otros, que no son capaces de adivinar, tal como la madre hacía, sus deseos.

Puesto que los vínculos emocionales y las interacciones con un otro se convierten en cotidianas, la madre requiere ayudar a su pequeño en el proceso de guiar su motricidad y la producción de fonemas, ambas cuestiones como parte de su forma para expresarse y ser entendido por los demás.

Ayudando en estos dos procesos, la adulta funcional concibe como algo esencial que su hijo se desate paulatinamente de ella. Distanciamiento que también se consigue ausentándose en ciertos instantes puesto que ella está retomando su nivel normal de vida, teniendo que dejar a su hijo bajo el cuidado de una persona de confianza.

Con la estimulación en la adquisición del lenguaje, iniciada por la madre pero desarrollada después con el padre, el niño se introduce en un ordenamiento simbólico y en la posibilidad que él pueda ser feliz explorando tanto el medio ambiente como las otras personas.

Otra cosa ocurre cuando el destete de la madre se lleva a cabo en un periodo superior a las doce meses, mayormente si es después de los dos años de edad, puesto que el infante terminará su lazo muy allegado con su figura materna de manera tardía, lo mismo que pasara con el acceso al Edipo, y por ende con la entrada al orden del lenguaje.

En este caso, el niño se demora más en terminar su “secreto” idioma con su madre, no interesándole aprender un idioma social puesto que mantiene un vínculo casi que fusional con su madre, el cual se desarrolla más en cada momento en que el pequeño succiona el seno de la adulta.

Tomar seno a una edad inoportuna, significa que el niño no ha interiorizado la prohibición al placer canibalístico, por lo cual se puede observar sujetos de dos o tres años de edad con un lenguaje insuficiente y que todavía utilizan mordiscos, para expresar sus emociones negativas

El hecho que la madre lacte a su hijo en un periodo superior al año, implica que no permitirá que un otro social, promueva el proceso de separación entre ellos dos –madre e hijo-, razón suficiente para que el pequeño tenga menos habilidades para la separación funcional y para la adecuación sana a las nuevas realidades –adecuación dada por el gusto en su exploración, lo mismo que a la consecución de aprendizajes nuevos y adaptación o acomodación de esos aprendizaje a su propia vida-.

De esta manera, el niño se demorará más tiempo en conseguir el manejo adecuado de esfínteres –castración anal-, implicando por ello su poco vocabulario, escasa habilidad para formar oraciones, poco manejo motriz junto al bajo nivel por alcanzarlo, y así ampliar su independencia materna.

Adicionalmente, el menor lactante no puede alcanzar de forma efectiva al orden simbólico, pudiendo esto repercutir negativamente en su desarrollo cognitivo en comparación con aquellos niños que han sido destetados en un proceso positivo con su madre, a más tardar al mes doce.

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