Emociones del adulto mayor ante su propia enfermedad terminal.

La enfermedad terminal se caracteriza por : 1) Avanzada, progresiva e incurable. 2) Falta de posibilidades razonables al tratamiento específico. 3) Presencia de numerosos problemas o síntomas intensos, multifactoriales y cambiantes. 4) Gran impacto emocional en el paciente y en la familia por su cercanía con la muerte –Perdida de autonomía, imposibilidad para tener una vida laboral y de ocio, lo mismo que deterioro de las relaciones sociales y de pareja-. 5) Pronostico de vida limitado.

Un alto porcentaje de enfermedades terminales ocurren en la población de adultos mayores. Una de las razones puede ser que la desaceleración natural del metabolismo produce una serie de cambios en la regulación de energía, asociado esto a un deterioro de la salud.

El desequilibrio energético esta acompañado del envejecimiento del sistema inmune, aumentando la desregulación de este sistema. Debido a esto, los adultos mayores son más propensos a tener un elevado riesgo de infecciones, ineficaz cicatrización, alto nivel de morbilidad y mortalidad.

Cuando un adulto mayor es informado acerca que tiene una enfermedad terminal, muchos de estos sujeto hacen una negación del diagnostico dado, preocupándose por la búsqueda de otros especialistas que proporcionen una esperanza de a vida a través una “noticia mágica” acerca de su posible curación. Especialistas asociados a la medicina tradicional y a la medicina homeopática.

Un segundo grupo de adultos mayores tienen sus emociones negativas en alta intensidad debido a esta situación. Estos individuos están tan descompensados a nivel emocional pero no saben expresar esto, lo cual puede generar inconvenientes para la aceptación o el desarrollo de cuidados paliativos.

Un tercer grupo de adultos mayores son aquellos que aceptan pasivamente su condición actual de salud, reprimiendo sus emociones negativas. Estos son las personas que se pueden observar sin motivaciones propias o de su ámbito familiar ante el tratamiento.

Los tres tipos de adultos mayores, nombrados anteriormente, con enfermedades terminales, requieren de un apoyo terapéutico que les permita asimilar emocionalmente sus condiciones actuales de salud en la cuales se producirá la muerte en un periodo de tiempo corto,  poder significar, por medio de un discurso, las emociones negativas producto de este estado, algo que permita, entre otras cosas, aceptar que dependerá de las demás personas un tiempo determinado y poder despedirse de ellas, lo mismo que conseguir el entrenamiento de habilidades psicológicas que dé como resultado aliviar el sufrimiento emocional y físico.

Las emociones negativas pueden modificar su intensidad dependiendo de la progresión de la enfermedad –perdida de peso, autonomía, difícil control de los síntomas físicos como dolor, dificultad para respirar..-, razón por la cual la escucha terapéutica se hace indispensable en todos los niveles de la enfermedad terminal.

El apoyo terapéutico también requiere centrar su atención en la figura de los familiares y los cuidadores con quienes se desarrollará un espacio, distinto al compartido con el enfermo terminal, para que las emociones negativas por la condición de salud de su familiar, puedan aflorar. Emociones que deben incluir tanto la tristeza por el estado de salud de su familiar como la frustración por los sacrificios que han tenido que hacer.

De igual forma, este apoyo terapéutico con los familiares, ha de tratar sobre la forma en que ellos –familiares- se referirán al estado de salud del paciente terminal con él, permitiendo que afronten las emociones negativas apoyándose como colectivo. Apoyo terapéutico que también preparará a los familiares para la situación de duelo.

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