La totalidad de las figuras parentales pretenden que el vínculo afectivo con sus hijos se caracterice por los apegos seguros entre los dos. Sin embargo, esta dinámica funcional no se puede desarrollar debido a prácticas insanas en la interacción, provocadas por los adultos. Algunas de estas equivocaciones son.
- La renuencia o resistencia de los padres en la investigación de formas diferentes al pensamiento de ellos, acerca de acciones para desarrollar un vínculo seguro con sus hijos en cada una de las etapas de la vida. Los padres piensan que con sus características particulares podrán tener la capacidad de lograr este objetivo –conseguir el apego seguro con su hijo- y superar situaciones conflictivas del pasado –traumas que ellos tuvieron cuando fueron pequeños, los cuales no han podido superar-, sin la preparación para el evento de la paternidad/maternidad por medio de lecturas, procesos terapéuticos, conferencias…
El desinterés de los padres por evaluar otras perspectivas de solución de las situaciones, puede ocasionar un proceso formativo basado en conceptos viejos de educación –sin el aporte de las ciencias sociales- o egocéntricos caracterizados por la emocionalidad y dificultad para alejarse de su interpetración de la realidad y asumir otras formas más objetivas y que ofrezcan mejores resultados, promoviendo la incapacidad de darle solución a situaciones novedosas que presentan los niños y/o adolescentes en cada generación
- La significación del hijo/a como ese algo o causa que salvará la relación deteriorada de pareja. Al hacer esto, los adultos se definen solamente como padres y no como personas que buscan desear al otro y requieren su compañía amorosa, por lo cual no proporcionan distanciamiento con su hijo/a, con la consecuente dificultad del infante para independizarse, adquirir la normatividad social y desarrollarse en sus diferentes facetas –afectiva, cognitiva, física, lenguaje y adaptativa-.
Esta situación se da con el terror de los padres para quedarse sin el hijo/a o para hablar cosas que no estén asociadas con este papel. A pesar de esto, son adultos que tienen muchas resistencias a separarse por diversas razones.
- Cuando los padres pretenden y/o visualizan a su hijo/a como alguien igual a ellos, por lo cual sus hijos los interiorizan como “amigos” que están en el mismo nivel. De esta manera, estos adultos al ser percibidos como iguales, no producen comportamientos de respeto ni tampoco sensaciones de confianza.
Padres que tratan a su hijo como igual, o por lo menos muy cercano, olvidan que ellos tienen la función de formar a su descendiente algo que requiere de actitudes de contención de afectos, como padres y no como amigos, y requiere la exigencia de normatividades.
- Algunas figuras parentales olvidan que su hijo está inscrito en un orden social, por lo tanto pertenece a una cultura y no es propiedad de los padres. Esto implica que el mayor propósito de papa y mama es formar una persona que se pueda desarrollar funcionalmente en el entorno social.
Por esta razón, los padres deben evaluar el daño que le están haciendo a sus hijos cuando cumplen todos sus deseos, no exigen de él el aprendizaje de conocimientos o habilidades, y no corrigen sus comportamientos ligados a las faltas de las normas de convivencia, lo mismo que no enseñan que ellos –los hijos- adquieran e interioricen habilidades para lograr su independencia.
- La concepción insana que tienen algunos padres acerca que es mejor que los adultos vivan en el mismo hogar, aunque tengan una relación de pareja rota y que no existen planes estructurados para modificarla, al igual que conductas irrespetuosas y de maltrato.
En ambos casos, el infante crece con una definición alterada del amor ligada a la violencia o al interés y la practicidad, con lo cual no puede existir un desarrollo adecuado de competencias blandas, una auto-estima estructurada o un apego seguro que requiere confianza y otro tipo de acercamiento hacia el otro.
- Cuando los padres forman a su hijo de acuerdo a un ideal y no a las características que el menor presenta y que se modifican de acuerdo a las vivencias que adquiera en su cotidianidad. Aceptar a su hijo como es requiere un proceso profundo del conocimiento de su ser, aspecto fundamental para incentivar sus fortalezar y mejorar sus debilidades.
Saber quien es el hijo, se da solo a través de un vínculo emocional cercano, sin perder su función como padres. Relación que pocos padres tienen con sus hijos, debido a numerosos motivos –trabajo, falta de empatía..-, por lo cual la educación es con base en ideales y no en la realidad.
- La dificultad en la generación de acuerdos entre las figuras paternas para todo el proceso formativo de su hijo. En la medida que el infante o adolescente no sienta que existe una unidad, ejecutara acciones manipulatorias para obtener sus deseos.
De esta manera, al poder manejar las situaciones, el menor creerá que tiene mayor inteligencia que los adultos, produciendo la no existencia de confianza en sus padres y la negativa para obedecer sus lineamientos, con la consecuente deficiencia en la creación del apego seguro hacia sus padres.
Este es un escrito que tiene dos propósitos fundamentales: El primero de ellos es formar en diversos componentes que permitirán profundizar en conceptos y variadas realidades psicológicas, así como mejorar la salud mental del individuo y del grupo familiar. El segundo objetivo es promocionar mi consulta clínica de forma virtual y presencial, ambas se pueden solicitar al celular 320 6919221