Interiorización literal del cuento de hadas.

Aquellos niños que, desde muy pequeños –dos años-, comienzan su proceso interactivo con los cuentos de hadas, tienden a creer, por lo menos al principio, que los hechos narrados por el autor corresponden a la realidad, no imaginándose que son historias fantaseadas que pretenden, además de divertir, despertar ciertos procesos internos, y permitir que otras vivencias con el entorno y con su mismidad, sean asimiladas emocionalmente y enfrentadas de manera adecuada.

Con el transcurrir del tiempo, dicha creencia se mantiene estática y no evoluciona en una gran cantidad significativa de casos, debido que los adultos quienes son los lectores del cuento no conservan un vínculo afectivo funcional con el pequeño, o debido que estos adultos, aunque posean un lazo saludable con el menor, no tienen mucha idea del contenido simbólico de estas obras literarias, y mucho menos de su profundidad.

Sea cualquiera de las dos explicaciones anteriores, las figuras parentales no instan al infante a quien están leyendo el cuento, o si lo hacen no consiguen su atención y deseo de llevar a cabo la posibilidad de asumir diversos comportamientos del héroe del cuento –fortalezas-, con el objetivo de solucionar las problemáticas que ocurren dentro y por fuera de sí mismo.

Conservar la literalidad del cuento de hadas y no llevarlo hasta su nivel simbólico, es una de las razones por las que el autor de este texto considera se pueden explicar una variedad de comportamientos patológicos que las personas implementan en su adolescencia o en su adultez.

El ideal que la mujer, y en variados casos hombres también, tienen por casarse en con un rito religioso y ceremonia de celebración fastuosa, puede obedecer a una aprendizaje al pie de la letra de muchos cuentos de hadas, los cuales terminan con la frase “Se casaron en una ceremonia muy grande, con mucha belleza, colorido, bailes, trajes formales…., y fueron felices por siempre”.

Este deseo de niño es incapaz de transformarse en algo consensuado que se lleva a cabo con la pareja según las características de la relación, y tampoco se encuentra vinculado con los proyectos a largo plazo que tengan entre los dos miembros. Unicamente se quiere cumplir un anhelo personal construido desde la interiorización de la demanda social que toma su forma a través de las verbalizaciones de las mujeres de la familia –abuela, mamá, tía..-, los cuentos de hadas…

El segundo ejemplo se da cuando una adolescente abandona su propia casa y pretende vivir con su pareja, argumentando ser maltratado por sus padres o expresando que no se aguanta el nocivo ambiente emocional de su casa, pudiendo esto ser una acción estimulada por la interiorización literal que ha hecho de algunos cuentos de hadas en los cuales la hija menor de edad se emancipa de sus padres, tomando la decisión de casarse y así deshacerse de la realidad displacentera que vivía con los adultos.

Al ser literal esta interiorización, se convierte en negativa puesto que una de las principales enseñanzas de los cuentos de hadas es la creación de herramientas para el enfrentamiento funcional de los sucesos problemáticos, algo que es totalmente distante cuando el niño o el adolescente huyen de su hogar.

El tercer ejemplo esta dado por la incapacidad que tienen muchas personas por integrar en un solo individuo tanto sus rasgos positivos como negativos. Esto puede ser producto que este sujeto no logro asimilar emocionalmente que la división entre personajes “buenos” y “malos” de los cuentos de hadas, no corresponde a una realidad sino a una manera de facilitarle al niño el entendimiento que cada persona maneja dos facetas.

El adulto, debido al entendimiento literal que ha hecho de sus cuentos de hadas con los cuales ha tenido contacto, no se puede deshacer del concepto que existen lobos feroces y dragones en su cotidianidad, por lo cual trata de eliminarlos como los héroes o cazadores hacen lo propio en la historia del cuento, sin intentar encontrar las representaciones de estos lobos o dragones  en su subjetividad, o los motivos de aprendizaje por los cuales estas personas se presentaron en si vida.

Las tres situaciones nombradas anteriormente, se producen cuando los adultos no enseñan a sus hijos a profundizar más allá del contenido manifiesto de las cosas que suceden a su alrededor, de tal manera que solo se quedan con las informaciones que sus sentidos pueden recolectar.

Este adulto solo se queda con lo objetivo que pueda obtener de las cosas o experiencias, sin resaltar la importancia de lo subjetivo dentro de su realidad, y mucho menos de la integración entre ambos, como una manera óptima de llegar a una comprensión funcional de los fenómenos.

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