Los beneficios psicológicos del embarazo están ligados con la idealización de la maternidad en muchas culturas antiguas, algo que se opone a la sociedad actual pero que es una herencia cultural de nuestros antepasados, por lo cual estamos enganchados afectivamente a ella y nos puede determinar.
Esta idealización lleva mensajes como que estar embarazada es sentirse completa, la gente te trata mejor, te da estabilidad en el ánimo, todo el mundo te respeta, te da gusto y te otorga beneficios, no tienes que esperar, puedes tener un vínculo para toda la vida con el papa de tu hijo etc.
En las mujeres y/o en la parejas que desean tener un hijo, esta idealización de la maternidad se convierte en una razón más para que los futuros padres, especialmente la madre, se sientan completos pensando solamente en el bebé que nacerá, centrando su vínculo amoroso en las emociones y en los anhelos para este bebe, dejando a un lado su relación de pareja o aspectos prácticos pero que pueden generar conflictos posteriores, como las normas que van a implementar, los castigos o el manejo de diferentes situaciones problemáticas que se pueden presentar alrededor de este tema.
En cuanto a las mujeres que no desean tener un hijo, la cantidad de métodos anticonceptivos que existen en el mercado, junto a su facilidad y conocimiento en su utilización, conllevan al pensamiento que un embarazo no deseado resulta una situación que genera ciertos tipos de ganancias que la madre no ha aceptado conscientemente.
De este modo, este deseo inconsciente por lograr un estado de embarazo puede estar asociado con la idealización que se hace de la maternidad. La mujer que se deja seducir de ese legado cultural es aquella que no ha tenido un vínculo sano con sus figuras afectivas más significativas –padre y madre-, sea por poca vinculación afectiva o por exceso de ella, de manera que su mayor deseo es volver a sentirse completa como alguna vez se sintieron con la relación fusional con su madre, o ilusionar un vínculo afectivo con ese tipo de características.
Al tener inmadurez emocional, este tipo de mujeres no pueden soportar sentirse personas faltantes y tratan de llenar este vacío consiguiendo embarazarse, puesto que en este punto, ellas son consentidas por su familia o demás personas, y no tiene necesidad de posponer su deseo para acomodarse a su entorno.
En este punto, se pueden observar mujeres adultas o adolescentes, especialmente de estrato económico más desfavorecido, las cuales, a pesar de no tener condiciones emocionales sanas o a pesar que viven en condiciones económicas precarias, quedan embarazadas disculpándose en el hecho del no funcionamiento o el “olvido” del anticonceptivo.
Las ganancias por estar embarazada dejan de existir después que la madre dio a luz, y se dio cuenta que el hijo tiene más responsabilidades y pocos beneficios egocéntricos como los que fantaseaban. Desde este momento, los padres comienzan a dejar de lado su responsabilidad, atribuyéndosela a los abuelos del niño, quienes, repitiendo la historia de falta de límites con su hijo, deciden formar a su nieto, sin exigir que su hijo tenga deberes en este proceso, con lo cual el vínculo afectivo disfuncional se repite.