La oralidad es el primer periodo de desarrollo del ser humano, en el cual el bebé se alimenta a través del pecho materno, pudiendo satisfacer su hambre. Adicionalmente, el pequeño comprende que esta oralidad, debido a su poco desarrollo de capacidades físicas, motrices y lingüísticas, también permite desarrollar su interacción con el medio ambiente por medio de la succión.
Dentro de estas interacciones con fines orales, algunos niños desean succionar el pezón vorazmente, algo que se puede manifestar en la no saciedad ante el hambre y en el chupeteo hiriente con el cuerpo de la adulta. Voracidad que tiene como objetivo para el menor sentir acerca que se puede convertir en ella al vaciarla con esa conducta voraz
Hansel y gretel es un cuento de hadas en que se puede observar el tema de la oralidad y la voracidad puesto que en la mayor parte del relato nombran la comida y el deseo de los animales –pajaros-, así como el de los dos hermanos –Hansel y Gretel- y el de la bruja por engullir vorazmente.
El primer instante en que el cuento alude a la oralidad es cuando Hansel se llena sus bolsillos de migajas de pan, pensando que estas serán suficientes para mostrarles el camino de regreso cuando el padre los haya abandonado en el bosque, permitiendo saber la manera correcta de regresar nuevamente a su casa.
Simbólicamente, esto puede interpretarse como el convencimiento del hijo que aún toma pecho materno, y la connotación acerca que este seno, o sea la madre en su totalidad, lo protegerá tanto a corto como a largo plazo, de una eventual situación conflictiva o productora de malestar emocional, no dando por terminada la relación fusional entre los dos que se da durante el tiempo de lactancia.
En este cuento de hadas, estas migajas de pan son comidas vorazmente por los pájaros, suprimiendo la totalidad de rastros que Hansel había puesto para garantizar el retorno a su hogar. Actos de los animales que posibilita la interpretación acerca que son seres que todavía no logran postergar la satisfacción de sus necesidades y se comen la totalidad de lo que se encuentran, así como ciertos hijos comen de forma insaciable el pecho de su madre, pretendiendo convertirse en ella, evitando de este modo que tome distanciamiento.
Por el otro lado, Hansel al poner migajas de pan en el camino para ser utilizado como guías, puede significar que el niño se encuentra en un periodo muy infantil de desarrollo emocional puesto que aun asocia el alimento físico con sentirse protegido y abrigado.
Empero, esta forma inmadura de procesamiento de información, tiene que desvanecerse en la mentalidad del niño que oye la narración del cuento por parte del adulto, puesto que la voracidad de los pájaros, o sea la del pequeño mismo, no permite que el alimento físico se considere una solución ante el inconveniente generado por la desubicación en el bosque, estimulando que el menor, quiera descubrir otras formas para sentirse protegido.
El segundo momento en que esta historia permite ejecutar una reflexión sobre la oralidad y la voracidad, es cuando Hansel y Gretel encuentran la casa de dulce, devorando sus paredes hasta tal punto que ocasionan que la bruja preste su atención en ella y decida invitarlos a pasar a su casa.
En este momento, los dos niños pierden el sentido de la realidad, imaginando que la dueña de la casa es una madre que los contendrá emocionalmente ante la acción de devorar insaciablemente y no los abandonara como lo ha hecho su padre obedeciendo los deseos de la madrastra. Esta confianza sin criticismo que proporcionan a la bruja indica que los pequeños pretenden devolverse emocionalmente a la etapa de fusión con la madre.
De la misma forma que el primer momento de voracidad explicado anteriormente, este segundo deja la idea tanto al narrador como al hijo que escucha el cuento, que el comportamiento de los dos niños en mención –engullir con glotonería el alimento-, no soluciona la situación conflictiva que sienten en el presente –sentirse abrumado por el abandono de su padre, buscando una alternativa de ser querido por una bruja que se los quiere comer-, por lo cual el menor oyente se podría alejar espontáneamente de sus deseos orales.
El tercer momento es cuando la bruja manipula a los niños como un tesoro invaluable y los encierra en una jaula para engordarlos y después comerlos. Es tanto el ensimismamiento con su deseo de ejecutar esta acción que pierde la perspectiva de las amenazas de su medio ambiente –en este caso, los pensamientos e intentos de los pequeños por huir-.
Hansel y Gretel pueden superar este deseo de la bruja mediante la comunicación y el acuerdo entre ellos cuyo resultado son acciones sincronizadas en las cuales logran acabar con la malvada y pueden regresar a casa de su padre, quien los recibe con los brazos abiertos y con la promesa que no los abandonara nuevamente.
El lector del cuento puede estimular al niño para que reflexione acerca que la oralidad, es un proceso normal de desarrollo que no debe involucrar la voracidad, y que si no se sepulta, se convierte en algo que puede acarrear muchos problemas para el infante puesto que no le permite focalizar su atención en otra estímulos, simbolismos…
Al mismo tiempo, el adulto puede instar al niño para que concluya que una manera sana de finalizar con la oralidad es a través del aprendizaje de habilidades lingüísticas que permitan establecer con el otro una comunicación y unos acuerdos para combatir las situaciones conflictivas, como pudieron hacerlo Hansel y Gretel.
Comunicación que difiere totalmente de aquella que ocurre en el periodo de la oralidad, en la cual no existe un lenguaje social, y la madre y su hijo tienen un entendimiento de la subjetividad del otro y rechazan que otra persona se meta en esa relación dual.