Los tres componentes de la pareja.

Desde el momento en que las dos personas deciden conformar una pareja, ellos necesitan tener presente que este colectivo no solamente se estructura desde el nosotros, sino que también lo hace desde los dos individuos por separado, o sea desde el yo y desde el tu.

El nosotros es producto de la integración de las dos historias individuales en muy variados temas, uno de los principales se encuentra asociado con las experiencias que han permitido el desarrollo de la personalidad, las cuales se fundamentaron más que todo en las vivencias ocurridas durante la primera infancia en la interacción entre el hijo y sus padres.

Cada miembro de la pareja tiene la capacidad para prever las conductas del otro en el corto, mediano y largo plazo, si conoce el ambiente familiar en el cual se ha desarrollado su actual o su futuro compañero sentimental. Cuanto más profundice en dicho ambiente, tendrá mayor capacidad para leer a su pareja, comprenderla y decidir si estas particularidades son de su agrado o puede convivir con ella, sin renunciar a su mismisidad.

El ambiente de la pareja, requiere ser visualizado con sentido crítico con conversaciones de su pasado, interacciones constantes con la familia nuclear,  relaciones con los amigos…Visualizaciones en donde se evaluara las especificidades de los vínculos emocionales, la presencia de infidelidades, maltrato, cooperación en labores en casa, significación del trabajo y el estudio, manejo del dinero, expresión de la emocionalidad..

No tener el interés por conocer el pasado del otro –pasado que lo esta determinando continuamente-, o pretender que el otro modificará la manera en que ha sido estructurado como sujeto, es similar a dejar el éxito de la relación en manos del azar, significando esto como falta de cuidado o negligencia consigo mismo.

El yo de pareja es el que permite al colectivo construir un trabajo en equipo en el cual existe una complementariedad a nivel inconsciente –cada sujeto, dentro de las interacciones de pareja, manifiesta sus rasgos de personalidad más característicos y deja que su pareja maneje las temáticas concernientes a sus rasgos propios pero que pocas veces son utilizados-, la cual depende del acercamiento o similitud que cada uno tenga con la dinámica familiar del otro, mayormente en su primera infancia.

Empero, el yo de pareja, no es la totalidad de los aspectos que cada miembro deposita en el vínculo afectivo colectivo. Cada uno da su yo individual que debe ser independiente del yo colectivo, puesto que si no lo fuera, atentaría contra el equilibrio de las dos personas en singular.

El yo individual  es insano que se desvanezca en el vínculo de pareja, pero este requiere ser capaz de realizar acuerdos con la otra persona. Acuerdos referentes al espacio de tiempo y el tipo de actividades básicas dedicadas para su crecimiento o bienestar personal. Acciones que no interfieran con la salud mental del otro.

Dicha salud mental puede ser afectada si la pareja ejecuta infidelidades, conductas al margen de la ley, adicciones en cualquiera de sus formas –sustancias alucinógenas, ludopatía, alcoholismo..- o pertenencia a grupos que atentan con los valores, creencias o principios de vida del otro.

La cancelación del yo individual de ambos miembros de la pareja, tiene la potencialidad de acabar con el vínculo afectivo  entre los dos, en la medida que deja al colectivo dentro de una burbuja hermética que se romperá en algún momento del futuro debido a la presión que hace el medio ambiente sobre ellos.

Anulación del sí mismo que ocurre a menudo con las parejas que quieren tener un vínculo sin separación del otro, lo cual se explica por el deseo de repetir el lazo afectivo con su primer objeto de amor –madre-, o a su fantasía alrededor de ese vínculo afectivo. Lazo afectivo que en un momento determinado fue funcional pero se convirtió en algo nocivo al quedarse fijado en él y querer repetirlo en sus relaciones futuras.

Permanecer fijado al vínculo fusional con la madre, por lo cual se quiere repetir, ocurre en relaciones cuyos miembros, también,  han tenido inconvenientes con el tema en la interiorización de la norma social, del tal manera que esa necesidad por estar pegado a la otra persona, no se encuentra debilitada por un deber ser y tampoco por el convencimiento afectivo que esa manera de conducta puede perjudicar tanto su integridad como la del otro.

Las parejas o los individuos con dinámicas de pareja asociadas con este tipo de toxicidad, se caracterizan por: señalar constantemente los errores del otro o la relación junto a la necesidad de seguir juntos por esa razón, recuerdo constante de todas las experiencias que han vivido los dos y lo que extrañarían eso en caso de una ruptura, utilización del chantaje emocional –si no haces esto o si no te quedas este tiempo conmigo, estaré tan afectada que puedo hacer algo sin pensar-, manipulación y deseo de control constante, celos acentuados, perdida de privacidad, exige constantemente retribuciones por favores, planificación constante de la vida del otro…

Algunos miembros de parejas que tienen un lazo fusional entre ellos, no reconocen esta necesidad inconsciente por tener esta clase de comportamientos y afectos, dando argumentaciones ante los demás para lograr empatía de ellos ante su conducta insana –ej tengo que estar con él en todo momento para evitar que me sea infiel, hago todo con él para evitar que irresponsablemente se gaste la plata de nuestros hijos, él/ella estarían perdidos sin mi…-.

Esta clase de parejas en las cuales se pierde los yoes individuales para la existencia del yo colectivo, se caracterizan por un estancamiento, intranquilidad, ideas paranoicas, ausencia de elementos críticos e introspectivos junto a una autoestima desestructurada y desequilibrada de los dos, y por ende del colectivo.

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