Así como muchos cuentos de hadas tienen como argumento principal que, ciertas dosis de rebeldía en los hijos son necesarias para que ellos puedan descubrir aspectos tales como quienes son o cuál es su sentido de vida, otras narraciones tienen un mensaje totalmente opuesto, o sea que la desobediencia genera resultados negativos que solo se puede cancelar después de un grande y amoroso acto por parte de un otro.
Historias en que los padres dan una orden a su hijo/a con determinado consejo que algo perjudicial pasara en caso de no obedecer. A pesar de esta verbalización de los adultos, el menor no la atiende, haciendo exactamente lo contrario a aquellas palabras que ha escuchado.
Dichos recomendaciones tienen su razón de ser porque los mayores intentan con ellas proteger tanto a sus hijos de las posibles amenazas del entorno, las cuales son personificadas por el accionar de las brujas o por el daño que ocasionaría los animales destructivos, pretendiendo impedir con sus advertencias que los pequeños puedan ejecutar determinados actos por sí mismo que se oponen a lo dictado por su grupo familiar dirigido por padre y madre.
Sin embargo, esta expresión de los adultos no se acompaña de un ordenamiento contundente, por lo cual el personaje del cuento de hadas tiene la libertad de atenderlo o no. El protagonista de esta obra literaria deja a un lado este mensaje, recibiendo una consecuencia negativa.
Efecto que solamente un príncipe o princesa cancelarán después de muchos años. Aquellos representantes de la familia real que pueden conseguir este logro, dentro del simbolismo del cuento de hadas serían la transformación de los padres que son los únicos que pueden perdonar la desobediencia de su hijo, y que este menor recobre nuevamente su vida.
Padres que aunque se pueden sentir rabiosos y decepcionados del comportamiento de su descendiente, no implementan contra él ninguna acción de castigo físico, o en casos más radicales de maltrato, sino que permiten que el castigo se dé por una introspección propia en que el menor se sienta culpable, y por ende se auto sancione –La bella durmiente que se queda dormida muchos años después de haber desobedecido los lineamientos de sus padres-.
El niño a quien los padres narran este tipo de cuento de hadas, con ayuda de las retroalimentaciones e interpretaciones del adulto, puede asimilar emocionalmente que la desobediencia tiene consecuencias perjudiciales y que, aunque los adultos no proporcionen un correctivo directo, existirá una reprimenda simbólica cuyo objetivo es conseguir que el pequeño recobre nuevamente su tranquilidad y equilibrio interno.
De esta forma, la lectura y la conversación entre las figuras parentales y los menores acerca de los cuentos de hadas, facilita el camino para que estos últimos –infantes- interioricen una normatividad social, conceptualizando, de este modo, que cualquier comportamiento de desobediencia tiene resultados nocivos.
Este proceso se da didácticamente, pudiendo disminuir la cantidad y el alto nivel de las confrontaciones entre padres e hijos mientras que el pequeño adquiere el sentido de la prohibición y comprende que la desobediencia es un camino que posibilita la aparición de desastres.
De alguna forma, el hecho que el niño sea testigo acerca que los padres de los cuentos de hadas no proporcionan alguna sanción ante la desobediencia de sus hijos, puede permitir que el pequeño visualice a los mayores de otra manera. No como aquellos individuos malos que están impidiendo al menor la satisfacción de sus deseos, sino como las sujetos que permiten el cumplimiento de un ordenamiento cultural.
Con esta temática, el cuento de hadas se convierte en un complemento en la formación que ejecutan los padres, fomentando en el menor la inferencia acerca de la linealidad que existe entre sus progenitores con un otro social que se encuentra representado en esta obra literaria.
Linealidad que se manifiesta en que los dos exigen el cumplimiento de una reglamentación. Aquella en que la desobediencia no tiene cabida puesto que, al final de cuentas, produce efectos negativos sobre la convivencia, por lo cual se debe sancionar.