La atracción que ocurre entre dos personas puede tener múltiples causas. Las causas neurobiológicas pueden estar relacionadas con el olor, la contextura física, el nivel de hormonas sexuales y emociones que se tengan los días de los encuentros con la otra persona. Las causas psicológicas pueden tener asociación con la similitud que la otra persona tenga con sus padres o sus primeros objetos de amor. Las causas cognitivas pueden ligarse al placer de compartir ideas, puntos de vista y entablar comunicaciones motivantes, y las causas producto del azar, las cuales son estar en el sitio y en el momento justo para conocerse o socializar.
Esta atracción es el primer paso para los posteriores encuentros puesto que genera la motivación para seguir conversando o aceptar una invitación para el siguiente encuentro, el cual dependerá en intensidad de las características de la atracción que haya existido hasta el momento.
Cada encuentro tiene la capacidad para avivar o reducir el interés, de tal forma que durante la conversación, cada persona descubre si detrás de la atracción físico-química existe algo con perspectiva para un vínculo futuro de pareja o la atracción se queda solo en ese punto.
Entre mayores encuentros tengan los miembros de la pareja, la atracción deja de ser la razón fundamental para que ellos interactúen o vayan más allá de eso –contacto físico, sexual…- y se mezcla con otras motivaciones como la compatibilidades del deseo, los valores de vida, contexto, socio-cultural, historia familiar, nivel educativo similar entre otras cosas.
En caso en que los niveles socio-culturales y la educación tengan diferencias muy significativas, la atracción disminuye su nivel, consiguiendo la desmotivación de los miembros por seguir teniendo comunicación y encuentros, y la desintegración de la futura pareja.
Empero, esta desmotivación no ocurre en la totalidad de casos en que existen distancias prominentes entre los niveles socio-culturales o educativos de los miembros de la pareja. Por el contrario, en algunas situaciones, los miembros hacen caso omiso de este fenómeno con la ilusión que esto no ejercerá mayores influencias en el desarrollo de la pareja.
Dicha ilusión puede obedecer al deseo por parte del sujeto con mayor educación y mejores condiciones socio culturales de dejar esa relación solamente en el campo sexual o su ilusión por pensar que puede modificar en la otra persona sus características socio-culturales o educativas para convertirla en la persona que él/ella desea.
Motivación demasiado egocéntrica desde el punto de vista que no acepta a la persona como es sino que quiere transformarla de acuerdo a lo que necesita de una pareja. Al mismo tiempo, esta motivación esconde una baja autoestima en el sentido que esta persona no tiene exigencias igualitarias para conseguir una posible pareja, sino que lo hace con alguien que ha tenido menos posibilidades de formación y otros estilos de vida.
Por el otro lado, la esperanza por parte de la persona con nivel de educación y condiciones socio culturales menos privilegiadas consiste en elevar su auto estima, ser percibida por otros como alguien de mayor nivel tanto educativo como socio-cultural, lo mismo que tener acceso a comodidades y otros estilo de vida, sin haber hecho el esfuerzo por ganarse estas.
Con el transcurrir del tiempo, ambos miembros de la pareja se dan cuenta que la diferencia en estilos de vida, maneras de pensar, vivencias y educación son tan profundas que han resquebrajado totalmente una ligazón afectiva que más fue producto del ideal que del real, fue producto de una satisfactoria relación sexual o de un embarazo no deseado.
En cualquiera de los dos casos anteriores, los miembros de la pareja hicieron una elección de pareja y se encaminaron en un vínculo afectivo que tenía la mayor parte de probabilidades para el fracaso, lo cual sucedió por tener un conocimiento vago de sí mismo, sus deseos, su manera de pensar y de concebir la realidad, junto con la no aceptación de sus limitaciones y sus gustos.