Resistencias de la madre en dar pecho.

La alimentación de pecho es un comportamiento con contenido biológico puesto que permite sobrevivir y proporcionar mayor desarrollo a las crías de las especies mamíferas en diversos ámbitos –cognitivo, huesos..-. Adicionalmente, esta acción en el ser humano se convierte en algo más allá de esta función.

El auge de la pediatría y las ciencias humanas en las últimas décadas, ha servido para priorizar la función social de la lactancia, asociándola con la posibilidad de acrecentar el vínculo afectivo entre madre e hijo, y por ende ligando esto a la estructuración emocional del bebé, por lo cual la alimentación por pecho se ha convertido en una actividad humana cargada de cierto o mucho grado de presión.

Presión sobre la pareja de padres, especialmente la madre, la cual puede transformar los significados positivos que se dan con la interacción muy cercana entre madre e hijo, en connotaciones caracterizadas por emociones displacenteras –miedo, preocupación, tristeza, odio…-, algo que muchas mujeres, no logran controlar, dando ante esto repuestas patológicas.

Uno de estas acciones disfuncionales más conocidas  es cuando la madre no elabora leche o no lo hace con la cantidad suficiente para dejar satisfecho a su hijo durante los primeros meses de lactancia, a pesar de no tener inconvenientes fisiológicos que puedan responder a este fenómeno.

En esta situación, existe una resistencia inconsciente para ejecutar la tarea de amamantamiento, lo cual es posible se encuentre relacionado a la significancia que tiene con ser mamá, y a como se asocia con las vivencias que tuvo con su propia madre en el momento de su infancia, especialmente cuando estaba recibiendo leche.

La actual madre, hija pasada o histórica, tiene la facultad de usar el mecanismo de idealización de su figura materna, ocasionando de esta manera, no sentir culpa por el odio y los deseos de destruirla, pero que deja la representación materna en un lugar etéreo que no se puede alcanzar.

Así la madre idealizada es una defensa para suprimir la connotación demasiado negativa que tiene de su mamá real. Defensa que impide concebir sus aspectos positivos y negativos, tener la capacidad de integrar estos aspectos para crear una interpretación funcional de su figura materna.

Otra conducta que puede ser definida como enfermiza, es la utilizada por algunas mujeres, quienes se rehúsan a dar pecho a sus hijos por cuestiones estéticas, puesto que lactar implica que los senos sufrirán algún tipo de cambio en su apariencia, siendo esto insoportable para los propios  estándares de belleza que tiene guardados en su memoria.

Esgrimir el argumento de la vanidad para rechazar la maternidad permite pensar que existe en esta mujer, un lazo afectivo nocivo con su propia madre, del cual puede poseer cierto nivel de información, pero no tiene conocimiento de su origen en el primer año de vida, en el vínculo que tuvo con su madre durante la lactancia.

En ambos casos, estas madres actuales no tuvieron un vínculo afectivo de pecho sano con sus propias madres, reproduciendo esto con sus propios hijos. Escasa sanidad que es superior al dar o recibir pecho, involucrando cuestiones de ofrecimiento y expectativa en la temática de afectos, continencia emocional y diversas competencias blandas.

De esta manera, el enlace disfuncional referido en el párrafo anterior, pudo darse porque su madre no implementó las acciones necesarias para dejar una huella de memoria lo suficientemente buena o bondadosa  como para, por lo menos equilibrar, a las acciones que fueron significadas como negativas o malas.

Las acciones no funcionales de esta madre en el tiempo presente, denota un rechazo a la maternidad, a su propia madre, y a sí misma, puesto que ella se convirtió en la persona de quien interiorizó una significación malsana y que puede estar odiando de forma latente.

Con esta primacía de las representaciones negativas sobre las positivas, la actual o futura madre necesita efectuar un proceso terapéutico que permita volver a resignificar a su madre, a través del vínculo emocional que adquiera con el profesional.

Dar otra significación a la relación pasada con su madre, en la cual tenga la capacidad de visualizarla desde su lado positivo y desde su lado negativo, siendo viable la integración de esos dos lados, y la posterior creación de conceptos asociados a la gratitud, al perdón y desarrollo de acciones para mejorar los recuerdos pasados, las acciones presentes y las expectativas futuras.

3 comentarios de “Resistencias de la madre en dar pecho.”

    1. Resignificar a la madre es un proceso bastante complejo y doloroso puesto que consiste en verbalizar los recuerdos y con ellos asociar memorias que no se han hecho manifestado pero que determinan los comportamientos del sujeto. Memorias inconscientes que en muchas ocasiones son negativas, y que se deben integrar con las memorias que se conocen, al mismo tiempo que asociarlas con la reactualización de los sentimientos hacia la madre mediante el vínculo afectivo con el terapeuta. Estos tres lazos permitiran la creación de habilidades emocionales suficientes para enfrentar adecuadamente la realidad. Desde este punto, el proceso debe doler para ser exitoso

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