Ricitos de oro y los tres ositos.

El cuento de hadas “Ricitos de oro y los tres ositos” relata la historia de una niña que se introduce sin permiso en un hogar habitado por los dos padres ositos junto con su hijo. Ellos no se encuentran en la casa, por lo cual la menor aprovecha para usar sus bienes particulares –asiento, platos, comida y cama-.

La pequeña antepone su deseo de explorar y satisfacer sus necesidades de hambre y sueño, al mandato concerniente a no irrumpir, especialmente sin permiso, a la dinámica interna de la familia, y mucho menos apropiarse y/o consumir cosas que no son propias.

Al ejecutar este comportamiento, ricitos de oro incentiva que se produzca una pequeña crisis en el entorno familiar puesto que cuando los padres retornan a su hogar con su pequeño, ellos se dan cuenta de las modificaciones realizadas por la niña, con el consecuente rompimiento de la silla de osito, por lo cual la inquietud y el malestar emocional aparecen.

La persona quien lee el cuento y el niño quien lo escucha, pueden concluir que existe la alta posibilidad que un acto individual invasivo en un propiedad ajena, pueda ocasionar bastantes prejuicios puesto que, además de ser una conducta irrespetuosa y reprobable, altera el equilibrio de un entorno específico.

Al mismo tiempo, en esta historia se muestra un contraste entre la familia integrada de manera saludable y aquella persona que se siente solo, queriéndose descubrir a sí mismo, deseando pertenecer a un colectivo, por lo cual ensaya hasta el punto en que se sienta cómodo imitando a alguien.

Los tres miembros de la familia oso no tienen problemas de identidad puesto que cada uno esta consciente de su mismidad, caso contrario a ricitos de oro, personaje quien prueba los bienes de papá, mamá e hijo oso para evaluar con cual se adecua mejor y se siente con mayor felicidad.

El momento en que ricitos de oro intenta descubrir quien es, puesto que se siente desorientada, puede asemejar a la cotidianidad de un pre-adolescente o adolescente, quien se encuentra en el camino de probar varias cosas y acomodarse con las que tengan mayor similitud con un sí mismo alejado de sus figuras parentales.

Por otro lado, fisgonear en una casa ajena como lo hace la protagonista de este cuento de hadas, puede significar el deseo del niño por investigar que hacen sus padres cuando cierran la puerta de la habitación. Ese es el primer cuestionamiento del pequeño, el cual conlleva a conocer  el deseo de sus padres que permitió el embarazo.

Después de entrar a una casa nueva y observar que hay dentro de ella, algo que puede significar acceder a la información referente a su origen, ricitos de oro empieza a manipular los distintos objetos de los tres ositos, expresando esto su interés por investigar cuál es el rol sexual más adecuado para ella y qué lugar le corresponde dentro de la familia –padre, madre o hijo-.

La escogencia que ricitos de oro implementa por las propiedades del padre en primer lugar –asiento, plato, silla- puede expresar el interés de ser como él debido a la envidia por sentir que él es poseedor de la completud –falo-. Sin embargo, cuando la niña imita al padre, se da cuenta que sus pertenencias no son adecuadas para ella.

La menor concluye esto puesto que la sopa es demasiado caliente, la silla muy alta y el colchón de la cama extremadamente duro. Los deseos de la infante se esfuman, intentando adueñarse de las pertenencias de la madre pero deduce que tampoco se acomodan a ella, por lo cual prueba con los de la hija, quedando satisfecha parcialmente con esta elección.

Parcialidad ocasionada porque hay utensilios que se acomodan a sus necesidades, pero otros que no. La silla que se quiebra, implica que el mueble es insuficiente para soportarla, o sea que ricitos de oro, y por ende el niño a quien le leen este cuento, tienen mayor edad que el pequeño osito.

De esta forma, la niña puede tramitar adecuadamente y sin conflictos de alta intensidad con la madre, el deseo que tiene por reemplazarla, logrando de esta manera conseguir la preferencia del padre. Este cuento de hadas permite que la pequeña interiorice que su lugar es el de hija y no el de su figura paterna o el de su pareja –madre-.

Una hija más grande que el oso pequeño de esta historia, por lo cual los padres requieren incentivar a su hijo quien escucha el cuento en el descubrimiento de su sí mismo como alguien con formas de comportarse similares a su grupo familiar pero también con maneras particulares de accionar. Esta estimulación también se encaminaría en la adquisición de las responsabilidades con las tareas del hogar.

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