Significación que el hijo hace de su madre cuando se encuentra dentro del vientre materno.

Durante los nueve meses de gestación, los padres del futuro bebé, especialmente la madre, quien alberga el feto dentro de sí y es la  persona que sufre los efectos físicos del embarazo, producen muchas significaciones positivas imaginarias asociadas a su deseo por gozar saludablemente este periodo de tiempo, pensar en su hijo en el plano físico –rasgos físicos, rasgos de personalidad, deseo que sea sano y que tenga todas las partes de su cuerpo completas…- cuando nazca, o simplemente rechazan la vida de este nuevo ser, provocando un aborto o un proceso de crecimiento disfuncional debido al rechazo inconsciente por la nueva criatura.

En caso que el hijo sea planeado y deseado, o por lo menos deseado, los padres, junto a los demás miembros de la familia, lo comienzan a nombrar como hijo, dar afectos, poner expectativas, motivaciones, y significarlo con un nombre determinado.

Dicho deseo genera que la madre tenga mayor cantidad de herramientas corporales y psicológicas para enfrentar con efectividad las diversas transformaciones y dolencias que se pueden dar por la formación de un nuevo ser dentro de su cuerpo.

Adicionalmente, este deseo tendrá sus efectos positivos en conseguir que la madre tenga hábitos de revisiones médicas continuas y comportamientos de autocuidado con la nueva criatura –dejando de realizar ciertas acciones y/o siendo proactivos en el desarrollo de hábitos saludables a nivel físico y emocional-, sin alterar radicalmente su estilo de vida.

Una de estos niveles de comportamientos positivos, se encuentra relacionado con los vínculos funcionales que la figura materna tenga consigo misma y con los demás, los cuales están caracterizados por su capacidad para sentir y resolver sus propias necesidades, lo mismo que tener lazos asertivos y sentir tanto el acompañamiento como la atención de los demás, especialmente su pareja –en caso que la tenga-, y lograr acuerdos con el padre del hijo para solucionar las diferentes situaciones conflictivas que se puedan presentar en el futuro en cuanto a la formación del pequeño y a la interacción de las dos figuras parentales.

En este contexto descrito en los párrafos anteriores, el tiempo del embarazo será vivenciado por la madre como un periodo de vida generador de bienestar, tranquilidad y enlaces afectivos estrechos. Significar estos nueve meses de esta forma, implica que el bebé en gestación, lo esta haciendo también, por lo cual siente que su madre es “buena”, “bondadosa”.

Caso contrario sucede cuando la madre no desea este nuevo ser que esta creciendo dentro de su cuerpo. Ante esta situación pueden existir dos posibilidades: 1) La madre decide llevar a cabo un aborto en el momento en que conoce de su estado de embarazo. 2) La madre no se siente capaz, por muchas razones, de realizar este procedimiento pero mantiene durante nueve meses su desmotivación de manera inconsciente. Ella crea un deseo manifiesto por estar en embarazo, pero en su interior, no es así.

A pesar de querer guardar esta desmotivación bajo el manto represivo, habrá muchas ocasiones en que esta madre no podrá dominar los impulsos de rechazo con su hijo, influyendo esto en los vínculos emocionales con ella misma, con el pequeño que tiene en su vientre y con los demás.

El repudio o falta de motivación inconsciente de la madre hacia su estado de preñez puede dar como resultado deficiencias en el desempeño del sistema inmunológico, escasa motivación para los seguimientos médicos y los acciones de autocuidado, relaciones disfuncionales de la madre con el entorno….

De esta manera, las emociones negativas de la madre tienen repercusión en todo lo corporal, incluyendo claro esta su bebé, por lo cual el pequeño en formación la significa de manera nociva desde ese momento. Significación que se acrecienta al nacer por la envidia del bebé al definir a su madre como persona completa, entre otras cosas, a raíz que el pecho que alimenta y que lo sacia, le pertenece a ella únicamente.

El niño que creció dentro del útero de su madre, ahora en el mundo terrenal, no tiene una representación de bondad de ella, con la suficiente fuerza como para contrarrestar su imagen actual, la cual consiste en percibirla con un alto nivel de maldad  debido a la envidia del presente más las vivencias perjudiciales que sintió durante los nueve meses que convivio con ella dentro de su cuerpo.

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