TAG en niños de padres separados que se victimizan.

En la mayor parte de las situaciones en que los padres deciden separarse, este hecho deja muchas emociones negativas en sus hijos, especialmente cuando los menores sienten que alguna de sus figuras parentales queda tan devastada emocionalmente que desarrolla un proceso depresivo o cercano a dicho estado patológico.

Algunas veces, la impresión del niño o el adolescente acerca de la descompensación de su padre o su madre ante la separación, se encuentra relacionada con que los adultos pretenden que sus hijos sean sus amigos o, peor aún, sus terapeutas, por lo cual no ocultan con ellos la totalidad de sus sentimientos negativos, y tampoco lo hacen para referirse a su ex de forma despectiva o poniendo énfasis en sus debilidades.

En otras ocasiones, los hijos observan que sus padres están teniendo comportamientos disfuncionales –abuso de bebidas alcohólicas, olvido o cancelación de sus compromisos, nulo deseo de la realización de actividades sociales, tiempos de recreación con sus hijos…-.

Estas situaciones son algunas de muchas, en las cuales los hijos sienten que sus padres se encuentran en condiciones afectivas patológicas, por lo cual intentan contener emocionalmente a los mayores, ayudan a organizar su agenda, recordarles sus compromisos…, convirtiéndose de esta manera en los adultos en el vínculo con sus padres.

Los padres que se victimizan con sus hijos realizan esto debido que no dan un trámite funcional al duelo a través de un proceso terapéutico. Ellos pretenden asimilarlo emocionalmente por sí mismos, sin embargo, es tanta la carga afectiva que terminan involucrando a sus descendientes.

Esta nueva función de los hijos es algo de lo cual ellos no están preparados pero se sienten obligados a realizar puesto que visualizan a su figura parental demasiado disminuida. Los menores no tienen las herramientas emocionales para ello, creando un alto nivel de tensión que se generaliza para la totalidad de los aspectos de su vida.

Dicha deseo de “salvar” a su padre o madre, produce también que el menor no se sienta motivado y deje de llevar a cabo las acciones propias de su edad, para sumergirse en una vida de adultos, brincándose etapas o actividades propias de su desarrollo, estimulando de esta manera la no consecución de habilidades, competencias, conocimientos, por lo cual existe una probabilidad considerable para la aparición de un trastorno de ansiedad generalizado.

Comportándose como adulto desde su niñez o adolescencia, el sujeto no interpreta las distintas cuestiones de manera tranquila, o por lo menos como hechos que no necesitan generar una respuesta asociada a un ataque de ansiedad, sino que aprendió a significar las cosas como amenazantes.

Definir una gran cantidad de cosas como peligrosas, puede explicarse debido que muchos desafíos que se le presentaban estaban asociados a su papel de adulto, en el cual reemplaza a un padre o una madre sentidos tan incapaces desde el punto de vista emocional, como para hacerse cargo de sus vidas.

Las situaciones nuevas para este sujeto, lo mismo que su futuro, se convierten en situaciones provocadoras de estados de miedo con alta intensidad, desequilibrándolo emocionalmente e impidiendo tomar decisiones adecuadas para la resolución de los conflictos.

El individuo que sufre de trastorno de ansiedad generalizada, en este caso como consecuencia de ser la figura que organizó y contuvo los afectos disfuncionales de alguno de sus dos padres durante la separación, necesita realizar un proceso terapéutico que lo pueda equilibrar y estructurar emocionalmente.

Este proceso ejecutará los objetivos anteriormente mencionados, permitiendo que el paciente se devuelva al desarrollo emocional que no tuvo por asumir una realidad de “grandes”, expresar sus emociones negativas por haberse saltado esas vivencias, asumiendo unos vínculos afectivos funcionales con el profesional, los cuales permitan adquirir capacidades para asumir las situaciones nuevas con prevención pero con la confianza en un resultado positivo al poner a trabajar sus fortalezas internas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *