
Aunque las explicaciones sobre los diferentes trastornos de aprendizaje, incluida la dislexia, enfatizan sobre las causas neurobiológicas y genéticas para su aparición, no se deben descuidar algunas variables ambientales que pueden acrecentar los síntomas y/o no permitir un mejoramiento de estos.
Esto ocurre por la aparición de vínculos afectivos disfuncionales de los padres con su hijo, desde el momento del nacimiento del bebé. Lazos que se caracterizan por ser escasos o excesivos, por lo cual el pequeño no adquiere capacidades para tolerar la ausencia de su madre y/o padre.
Este bebé sufrió fallas en la satisfacción de sus necesidades y en la contención equilibrada de emociones por parte de su madre, lo cual se puede observar en el demasiado o poco consentimiento, poco enriquecedor proceso de alimentación y de dormir, no exigencia hacía el hijo para dormir en su propia habitación… Al mismo tiempo, ella dialogó de forma escasa con su pequeño en los diferentes momentos compartidos, incentivando que el desarrollara un pensamiento pobre.
Teniendo este tipo de acercamiento con su hijo, el pequeño no tiene motivaciones para colocar su energía sobre sí mismo y mucho menos sobre otros objetos, con lo cual su capacidad de exploración, conocimiento y verbalización, se fracturan fuertemente.
En el momento en que el padre entra de una manera más proactiva dentro de la vida de su hijo, o sea a partir de los doce meses, esta figura parental, puede reforzar o modificar los resultados nocivos obtenidos por el infante, gracias al enlace emocional que tuvo con su madre, especialmente en las temáticas del desarrollo de su lenguaje y de su capacidad de simbolización.
Si la interacción y vínculos afectivos, del niño con sus padres, no han sido los adecuados, el hijo podrá tener inconvenientes para la creación de los símbolos que tengan como utilidad representar al objeto y las relaciones con este, sin la necesidad que dicho objeto se encuentre presente, lo mismo que podrá tener problemáticas para el nombramiento efectivo de estos símbolos –convención social como la palabra escrita o hablada-.
Un poco más tarde, el niño inicia su ciclo educativo. La escuela es un espacio que sirve para incluir al niño con sus pares, abrir su curiosidad, permitir crear la duda sobre la palabra de los adultos de su casa, aumentar el proceso de diferenciación y autonomía, ingresar al niño a un espacio diferente
La valoración que el pequeño otorgue al desarrollo de su lenguaje, adquisición de conocimiento, y todo lo que impliquen los logros en las actividades académicas, depende de la medida en que estas actividades sean reforzadas por sus padres y aumente el enorgullecimiento hacia su pequeño.
Los niños con trastorno de aprendizaje no tienen interés para indagar distintos fenómenos y tampoco se motivan para apropiarse de conocimientos que se relacionen con su realidad psíquica, puesto que esta realidad produce demasiado displacer, el cual se quiere reprimir.
Niños con estos inconvenientes, son aquellos que mantienen una aceptación incondicional de la palabra de los adultos, que le imponen certezas y modalidades familiares como único espacio referencial, disminuyendo su capacidad interrogativa, necesaria para la constitución del aprendizaje.
Igualmente la presentación de distintos sucesos en la vida familiar como mentira, secretos familiares y el cierre de la información significativa, generan en el niño la aceptación incondicional de lo dicho y producen la obstrucción del deseo de imaginarse con autonomía
Desde este punto de análisis, las causas medioambientales que pueden incrementar o disminuir la capacidad del individuo para enfrentarse a la dislexia, se encuentran dadas por el tipo de relaciones que tenga el sujeto con su ambiente familiar más cercano.