El papel del deporte, el arte y el conocimiento.

La vida colectiva sedentaria del ser humano, requiere renuncias instintivas de muchas cosas, especialmente las referentes a la satisfacción instantánea de energía, acciones que hicieron parte del repertorio comportamental en el momento en que el ser humano vivía solo y era nómada.

Por este motivo, el ser humano debió adquirir ciertas normatividades que permitieran la vida en comunidad. Normas que inicialmente, al interior del grupo familiar, estuvieran direccionadas a restringir la agresividad y la relación fusional del sujeto con su madre. Reglas que se fueron ampliando en la medida del crecimiento del infante.

Este ordenamiento individual se encuentra alineado con el aparato social, el cual funciona como un sistema represivo de aquellas conductas que la persona pre histórica desarrolló adaptativamente para sobrevivir de manera solitaria o solo con un grupo familiar pequeño. Acciones que son perjudiciales para la estabilidad de una comunidad grande.

De esta forma, tanto la represión individual, interiorizada a través de la familia, como la represión social, exteriorizada por medio de las constituciones y/o diferentes leyes, generan al sujeto malestares psicológicos tanto por la fuerza de la represión como por el contenido reprimido.

Dichos malestares psicológicos, se pueden disminuir en la medida en que se forme al ser humano para lograr la felicidad mediante satisfacciones sustitutivas que ayuden al desarrollo cultural –actividades deportivas, artísticas, de conocimiento-, permitiendo que la agresividad y la sexualidad sin límites, reprimidas ambas, así como la fuerza para reprimir estos deseos, actúen a favor de los logros de este tipo de actividades.

Para que estas actividades –deporte, arte y conocimiento- se conviertan en satisfacciones sustitutivas que puedan disminuir o cancelar los malestares emocionales, estas necesitan ser estimuladas por los padres, entre los tres y los siete años de edad.

Sin embargo, antes de estimular estas actividades, los padres necesitan conocer a su hijo mediante interacciones significativas con el pequeño e introducción en el niño en distintos ambiente, algo que permitirá darse cuenta acerca la direccionalidad de su deseo.

Conociendo estas preferencias del infante, las figuras parentales, pueden incluir dentro de las actividades extracurriculares cotidianas de su hijo, la pertenencia  a grupos de formación en los cuales pueda desarrollar habilidades o destrezas en esa temática.

Ser parte de estas agrupaciones de formación debe ser reforzado continuamente por las figuras parentales mediante felicitaciones por los logros, presencia en algunas sesiones y/o eventos importantes, reconocimientos verbales en la familia nuclear y en la familia extensa.

De esta forma, el niño desarrolla la asociación entre estas actividades, con lograr la atención y el enorgullecimiento de sus padres, por lo cual se crea una ligazón afectiva entre el pequeño con la actividad misma. Ligazón que permite que el niño alcance una satisfacción sustitutiva, reemplazando su deseo de ser agresivo o tener una relación fusional con su madre.

La inmersión del niño en acciones que respondan a su deseo, durante la primera infancia, permitirá la continuidad en la práctica y posteriores logros de estas actividades, y también permitirá el desarrollo de competencias como orientación al logro, trabajo en equipo, planificación y organización etc.

Satisfacciones sustitutivas que serán de gran utilidad, especialmente en los periodos de pre-adolescencia y adolescencia, puesto que neutralizan las características negativas del desarrollo -desequilibrio de emociones, una alta activación de las hormonas sexuales y una dificultad para anticipar las consecuencia de sus actos-, permitiendo liberar al sujeto de malestares.

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