La imagen inconsciente del cuerpo se refiere a como el sujeto integra lo corporal –esquema corporal- con lo emocional. Mediante esta integración, construida desde el momento en que los padres conocen la existencia de su bebé dentro del vientre de la madre, se produce el funcionamiento de cada parte y de los sistemas corporales como tales.
La imagen inconsciente del cuerpo es el lugar inconsciente donde se aborda toda expresión del sujeto, lugar de emisión y de recepción de las emociones interhumanas fundadas en el lenguaje. De esta manera, se puede concluir que esta imagen es la consecuencia de las relaciones del sujeto en su historia.
En el momento del conocimiento del embarazo, tanto padre como madre, comienzan a hablar de su hijo, otorgándole variados significados producto de su historia y de sus expectativas a nivel individual y de pareja. El funcionamiento de su hijo en la emocionalidad y en lo físico es una realidad por medio del lenguaje de los padres y de las demás personas alrededor de la mujer embarazada.
Llega el nacimiento y esas connotaciones cobran sentido con el bebé real, por lo cual se desacreditan y se re-estructuran en su totalidad o se implementan unas modificaciones pequeñas en la medida en que el recién nacido sea muy parecido o significativamente diferente a como se había soñado.
Poco a poco se descubre la actividad del bebé en cada una de sus funciones, algo que solo se puede dar con las respuestas que él proporciona a sus interacciones con su medio ambiente. Entorno en que la totalidad es la madre durante muchos meses, y después se abre hacia el padre y otras personas.
El funcionamiento corporal solo es posible desarrollarlo y conocerlo mediante la función interactiva del niño con un otro, lo cual conlleva un contacto emocional que, aunque sea profundo o superficial, funcional o disfuncional, dejará una huella de memoria determinada.
Así, la calidad en los vínculos de madre e hijo durante la lactancia, el rompimiento por parte del padre de la diada madre e hijo, la enseñanza del hijo en el manejo de esfínteres, la entrada al niño en el jardín y el acompañamiento psicológico de los padres ante esta vivencia, entre otras cuestiones, permitirán al pequeño proporcionar determinadas características a su sistema inmunológico y al trabajo de sus sistemas corporales –óseo, digestivo, respiratoria, nervioso, procesamiento de información y de emociones…-.
Aquellas memorias con mayor valor de los vínculos afectivos del menor se dan a través de la palabra y del contacto corporal de los mayores hacia el pequeño en un periodo en que él no ha estructurado el lenguaje, por lo cual se guardan en el sistema límbico –parte inconsciente de acuerdo a análisis anteriores implementados por el autor de estos textos-.
La imagen inconsciente del cuerpo contiene la comunicación con su fantasma puesto que esta se desarrolló por las vivencias pasadas del individuo con un otro –otro que en el presente no existe, es un fantasma, pero determina la conducta actual del individuo en la medida que ese vínculo afectivo fue interiorizado-.
De tal forma, la imagen inconsciente del cuerpo determina la salud del sujeto –salud entendida no solo desde la ausencia de enfermedad sino un estado de completo bienestar físico, mental y social-. Salud con bases desconocidas que solo se pueden investigar con éxito mediante la realización de procesos terapéuticos encaminados a la asociación libre.
A pesar que estos procesos de construcción de la imagen inconsciente del cuerpo, no se conocen debido a su naturaleza latente -inconsciente-, ellos se pueden manifestar en actividades colectivas –folclore, fenómenos religiosos..- o en producciones individuales -los sueños, dibujos, actos fallidos..-, por lo cual son determinantes en el desarrollo de ciertas conductas.
Una imagen inconsciente del cuerpo construida desde lo negativo o patológico se puede observar en aquellas disfuncialidades corporales con un alto componente emocional –alergias, fibromialgia, colon irritable…- o en aquellas producto del poco desarrollo del sistema inmunológico –gripa…-.
Igualmente, una imagen inconsciente del cuerpo distorsionada se puede manifestar cuando la recuperación de determinada discapacidad, solamente tiene en cuenta las lesiones específicas y no la integralidad de la persona, pudiendo provocar la afirmación que en este punto el sujeto se animaliza y no se humaniza.