Ganancia particular de la madre al alargar la lactancia.

Existe gran cantidad de madres que alargan el período de lactancia durante la mayor cantidad de tiempo que se pueda, argumentando que beber leche materna es algo muy sano y dejará grandiosos beneficios en el crecimiento de su hijo. Sin embargo, al explorar profundamente, se puede llegar a la conclusión que cuando las madres dan seno por encima del año, ellas tienen muchas más ganancias psicológicas con este accionar, que sus propios descendientes.

Tomar seno implica para el pequeño el intento por retomar la relación fusional que tuvo con su madre en los nueve meses del embarazo. Un vínculo en que los dos compartieron el mismo cuerpo y el pequeño se encontraba en un ambiente acuático en el que cumplía la totalidad de sus deseos puesto que comía y dormía cuando quisiera, a la vez que vivía en un mundo con temperatura ideal, pudiendo sentir a la presencia de su madre en su mismo cuerpo.

Desde el punto de vista emocional, muchas veces no aceptado por la parte racional de la adulta, ella siente también que cuando da seno se fusiona con su bebé, tal como en el embarazo, produciendo emociones demasiados satisfactorias, por las cuales se siente completa.

En el momento específico de la lactancia, aquella madre que percibe esta función positivamente, puede adquirir una alta comunicación con su hijo, lo mismo que un estado emocional de paz y tranquilidad, por lo cual no se quiere zafar fácilmente, además que le hace olvidar momentáneamente los conflictos que puede tener en las distintas facetas de su vida.

Por esta razón, algunas madres pueden adquirir un lazo egoísta con la lactancia, motivación que favorece que ellas tengan una excesiva resistencia a dejarla, aun cuando los diversos profesionales de la salud han concluido que es perjudicial prolongar tanto este proceso –lactancia-. Estas mujeres esgrimen cualquier tipo de argumentos para seguir dando pecho a sus hijos a los cuatro o cinco años, en caso que puedan hacerlo fisiológicamente.

Madres que se refugian en la completud al lactar a su niño pequeño, acción que ejecutan con el propósito de no sentir los malestares emocionales producto de un lazo disfuncional consigo misma, con su pareja y con los otros. Ellas no se interesan por solucionar estos conflictos y tampoco quiere pensar en medidas drásticas –tomar procesos terapéuticos, separación..-.

En cuanto a la temática de pareja, estas son madres que, aunque tengan inconformidades pasadas o actuales, prefieren no enfrentarlas, escapando de estas situaciones con comportamientos que demuestran un apego insano hacia el pequeño y también demuestran su miedo de no resolver la problemática colectiva.

Concebir la lactancia como algo que permite a la adulta no sentir emociones displacenteras –rabia, miedo, temor…-, también se puede observar en situaciones en las cuales ella –la madre- tiene inconvenientes consigo misma. La madre huye de sus propias emociones negativas dando seno en un tiempo en que no debe hacerlo.

Tal como ocurre en los conflictos de pareja, la madre ha evitado mirarse en su mismisidad puesto que esto puede ocasionar emociones nocivas que no tiene la intención de tramitar, por lo cual se olvida de ella y encamina unos esfuerzos altos y desequilibrados en atender a su hijo con acciones de diversa índole, una de ellas es la lactancia por encima de los dos años de edad.

De tal manera, dar seno a una edad tan avanzada de su hijo, se puede interpretar como una forma sustitutiva que utiliza la figura materna para no enfrentar su realidad y posponer decisiones que debe tomar en el presente, pensando en ejecutarlas en un futuro no inmediato.

Dicha acción afecta de forma negativa la estructuración emocional sana de su pequeño, puesto que entre más tiempo se alimente a través del seno, mayores inconvenientes tendrá en la adaptación con la realidad y en el desarrollo de sus potencialidades tanto en su parte física, cognitiva y afectiva, tal como se explicó en el escrito anterior.

Al igual que altera la estructuración de su hijo, también tiene la capacidad de desequilibrar a la madre, puesto que ella por tener la ilusión que la lactancia, y con ello, la creencia que el lazo tan cercano con su hijo la completa, deja de sentir la motivación por enfrentar sus dificultades y darles solución.

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