La castración anal se refiere a la prohibición que los adultos otorgan al niño para que él ejecute el producto de su esfínter uretral y el anal en cualquier parte, por lo cual lo delimitan a un lugar específico –inodoro, vasenilla..-, proceso acompañado de condiciones de aseo después de la realización de esta función.
Una castración anal funcional conlleva una relación cercana del hijo con sus figuras parentales durante este proceso de enseñanza-aprendizaje. Vínculo emocional adecuado en el cual el adulto se enfoca en que el menor conozca y experimente una técnica efectiva para la ejecución de la evacuación, las retenciones de estas hasta llegar a su sitio determinado, la posterior limpieza, y mucho tiempo después, con horarios establecidos.
Movimientos que deben estar asociados a la estimulación del niño por parte del adulto en cuanto a producción de palabras y manifestación de la alegría lúdica con el entorno, de manera que el pequeño obtenga satisfacciones en los procesos vinculados al control de esfínteres.
Dicho vínculo emocional adecuado requiere que el padre o la madre sean pacientes y constantes en la enseñanza de los procesos, lo mismo que sean continentes ante las posibles equivocaciones y la pérdida de confianza del menor cuando presenta estos “errores”.
La figura parental que enseñe a su hijo el manejo de sus esfínteres, necesita ser significativo para el niño, y además servir como modelo identificatorio, de tal manera que el pequeño quiera imitarlo y obedecerlo puesto que quiere parecerse a este modelo para lograr la preferencia del padre del sexo opuesto.
La castración anal requiere ser implementada por el modelo envidiado, el cual realizará su trabajo basándose en la comunicación de mensajes verbales y no verbales -gestos y palabras-, sirviendo esto para prohibirle al pequeño la elaboración de comportamientos motores indeseables según las leyes del grupo familiar, porque son dañinos tanto para sí mismo como para otros.
Caso contrario ocurre cuando los adultos llevan a cabo una castración anal nociva, algo que puede ocurrir de múltiples maneras, una de las cuales se caracteriza por la priorización del resultado –excremento, micción- sobre los diversos procesos de retención, uso del inodoro, limpieza….
El niño erotiza el producto obtenido y no consigue un aprendizaje sobre el manejo motor adecuado para desarrollar con efectividad los procesos que propician esa consecuencia, fenómeno que, por deducción, también aplicaría para las demás actividades que impliquen la utilización de la motricidad.
El autor de este escrito infiere que una castración anal disfuncional desarrollada por los padres, puede generar personas con dificultades en el aprendizaje de movimientos y, por ende, con pocas habilidades motoras. Sujetos que presentan comportamientos ineficientes, en relación con sus compañeros de su misma edad, cuando llevan a cabo tareas motrices enlazadas tanto a motricidad fina como a motricidad gruesa.
Dicha situación ocurre en un trastorno denominado problemas evolutivos de coordinación motriz en el cual no existen componentes neurológicos y/o fisiológicos suficientes que permitan explicar de una forma adecuada los inconvenientes que pueden presentar motrizmente.
Las escasas habilidades motrices se manifiestan en acciones como chocarse con objetos, dificultad para atrapar móviles, carreras, saltos y lanzamientos imprecisos y poco fluidos, lo mismo que dificultades en las actividades de manipulación de objetos, juegos de construcción, maquetas.
Falta de destrezas que durante la adolescencia tienen otras consecuencias asociadas con la autoestima puesto que en esta edad, tener competencias motrices promedio o superiores otorga mucha importancia dentro del clan de iguales, a raíz de la competición social y comparación, y además es algo que permite mayor visualización del sexo opuesto.
Los adolescentes con inconvenientes de coordinación motriz, tienen dificultades para establecer relaciones sociales, originando un alto grado de introversión. La poca frecuencia que se producen los contactos con los otros, puede asociarse a emociones displacenteras –miedo, rabia, desazon..-.
Dificultades de este orden que se hubieran podido disminuir significativamente en la medida que los padres o modelos identificatorios del niño hubieran priorizado en los procedimientos y en la producción del lenguaje en los momentos que ofrecieron a su hijo en el tema de enseñanza del esfínter anal-uretral.